-No entiendo que la mujer pueda ser tan gilipollas. No entiendo
que pueda tener amigos gilipollas y no darse cuenta hasta que no han
compartido el mismo aliento o la misma almohada sudada durante un tiempo. No
entiendo que las mujeres puedan vivir años con hombres pensando ser amadas, sin darse cuenta de que todo lo que están ofreciendo es una funda de machete: tener a alguien desgarrándote por dentro;apretando sus aurículas; desangrándose hasta el fondo; retorciéndose en sus brazos… y luego, al finalizar del
viaje, buscando un hombro al que contar la historia pretendiendo no ser tachada de gilipollas. No lo entiendo, pero sólo porque yo soy aún más gilipollas, por
saber cúando una lo es pero no tener las agallas de hacerle comprender
que está equivocada, de decir: eh, olvídate de él, yo soy tu tipo, yo no te
voy a dejar nunca, en todo caso serás tú la que lo haga (y seguro que lo harás),
yo no pido nada más que unos cuantos malos consejos, algo de fé y bastante sudor en mi
almohada;que aguantes; que no desfallezcas. No me intimidas.
-He de reconocerlo, entiendo que la gente se sienta
intimidada, sobre todo esa con la autoestima tan baja. La vida llena muchos armarios, baúles y atillos; de experiencias, sueños y tragedias. Eso haría desbordar la
imaginación de muchos y hacerles temer porque desaparezcas. Porque alguien así
podría desaparecer en cualquier momento, para buscar algo mejor. Y luego
volverse gilipollas.
-Ya…
-A veces lo que le pesa a la gente no es la persona en sí misma,
sino la cantidad de vida que lleva a sus espaldas. Y si una lleva mucha vida y
otro poca…es normal sentirse intimidado. Porque tanta vida intimida.