viernes, 25 de noviembre de 2011

dE aHoRa En AdElAnTe

De ahora en adelante
un mundo kafkiano responde:
así como mis deseos
parecen ser imposibles e innobles,
la más nimia exigencia
un derecho negligente,
¡que el aval lucro se abrase
en las manos de omnipotente!

Así como al quemarse
las hojas, no hay colores,
al volar su negro humo
sientes que te araña en los pulmones,
que baje exangüe albiceleste
el ángel muerto y se desplome,
¡que derrame su llanto en esta tierra
y con su sangre nos ahogue!

Como todo lo que pido al infinito,
en importancia, son rumores,
pierdo en el camino la substancia
que atesoran vencedores,
acabo pisando el lienzo
que pintaron mis progenitores,
¡que una luz prenda la dinamita
que hay dentro de estos corazones!

Aquí descubro en lo contrario
la alianza de las civilizaciones,
veo venir de punta en blanco
a aquel de negras intenciones,
vive en un lugar donde sonrisas
se retuercen atravesando el horizonte;
hay de más, sitio en el alma,
para mentiras como aviones.

Despídeme del mundo,
pues perdí mis convicciones,
confiné tantos recuerdos
en el vacío de la noche...
ya las musas son de piedra,
se yerguen firmes e inertes,
¿porque la tristeza en esta vida
es un abismo insondable?