miércoles, 27 de octubre de 2010

uNa BoMbIlLa

Salí con una bombilla de bajo consumo. Chals estaba fuera, como siempre, a cierta distancia, junto a una cabina metiendo la mano por la ranura del cambio y dándole golpes, me vio y salimos al paso. Caminaba por delante de mí como si no nos conociéramos, era su costumbre, esa misma mañana me había vuelto a contar su teoría de porqué los amigos sólo lo son por la dificultad de satisfacer ciertas necesidades individualmente.
-Cuando el médico me dijo que aún era muy joven, estuve a punto de echarme a llorar, por suerte no soy un sensiblero, ya me conoces, no soy de esos que se afectan por cualquier cosa.
-Bueno, tampoco creo que eso sea cualquier cosa –le dije.
Pasamos cerca del parque.
-Mira esos chavales, no son más que animales enjaulados –se mantuvo inmóvil, dándome la espalda con la cabeza girada- ¿no crees?
Durante unos instantes en su repentina detención adquiría el porte solemne de un general derrotado o quizás arrepentido.
-Si –le dije.
Chals era una gran persona, le conocía desde los siete años, cuando nos mudamos al oeste junto al matadero, y en todo este tiempo nunca le había visto mostrar debilidad para afrontar cualquier tipo de imprevisto, se diría que como colega siempre estaba ahí y como ser y persona nunca estaba pallá. Por eso no me molestaban ni su separatismo, ni su frialdad, ni su vergüenza. Durante años había sabido demostrar el afecto de su confianza y su total disponibilidad para llevar a cabo planes descabellados o no. Todo el mundo sabía que tenía la cabeza bien amueblada a pesar de su rareza.
-¿Sabes cuantas personas hoy día no saben si son dichosas o infelices?, mas del ochenta por ciento de los jubilados se pasan el día aletargados con una especie de activa apatía, desaprovechando sus últimos suspiros, ¿y la gente de nuestra edad?, son unos burros tio, dales un poco de paja y ya estarán contentos, ¿sabes cuánto desconocimiento de uno mismo impide hoy día realizarse por cuenta propia?, no lo entiendo
Yo tampoco le entendía. Me limitaba a observar la caja de cartón que contenía la estrella de cristal. La verdad es que no solía entender lo que quería decir, no mucho, lo que me contaba siempre era algo creado por él mismo, basado en sus reglas naturales y, como él decía, “cimentado en una improvisación desde el barro”. Muchas veces me contaba porqué no le gustaba pensar, cavilar largo tiempo, psicológicamente divagar demasiado era lo que el estar sentado era a su físico muscular. Después se bebía otra ronda y observaba tranquilamente al personal.
-Hoy no sé qué día es John.
-Mañana es viernes Chals.
-Joder, tengo revisión, que coñazo tío, es como si te violaran con una pajita. Me toca los cojones –se detuvo- puta mierda tío, no acabará nunca.
Me puse a su altura y le palmeé en el hombro.
-Venga, no será tan coñazo como acompañarme durante cinco kilómetros para colocar una bombilla de bajo consumo, a que no.
-Por supuesto que no.
Los dos reímos reanudando la marcha, ambos sabíamos que volvíamos a tomar el control en ese justo instante en que empezamos a reír y aunque parecía que los minutos habían pasado demasiado rápido, habíamos vuelto a llegar a tiempo.
Nunca vi a Chals tan débil, pero sabía que no se dejaría llevar por la desgracia. En aquel momento los dos estábamos mal, por una u otra causa, por la relación intrínseca que nos unía, compartíamos ese mal, es lo que hay que hacer.
Llegamos al local y colocamos la bombilla. Se me olvido bajar los plomos. Chals casi se queda pegado al casquillo. Otra gran victoria.

miércoles, 20 de octubre de 2010

eVeRy KnOwS

It’s something very sad to see
Catch the wind, back out
I can’t hold and get sick
Could be fine to guess another thing
But have no time yet...
I can’t save the world now
But can’t sit and go down
I can try to show you up
Many other good ways

They can show if I can show
That everyman is every known
Every little shit every bad word
Every simply things are every known
God Jah Jah, Like every knows
Living outside our minds
In Babylon town
Wear and fit but anyway heart
Beware the man who sold the world

Babylon target, Jah Jah storm
Chapa da Ska Ha¡¡ jamming’ in soul
It’s so hard to think out in the street
In Babylon Town

Can you see, what they‘re doing to me?

Until the sunshine
Like every knows
Need just one night to think on your own
Until de sun falls
Like every knows
We won’t stop fight whit us

Can you see, what they‘re doing to me?

sábado, 9 de octubre de 2010

fAlSo SoNiDo De AlArMa

No hay concierto. Así que reflexiona sobre la vida pasajera. La vida pasajera que no viene ni va, sino que es un bártulo que pesa como un condenado y se presta a ser arrastrado por el mundo como el molesto fardo que es.
El es un fantasma entre animales de café y revistas. El café hace que se despierten antes o que se duerman más pronto, a él simplemente le provoca un estado de letargo perpetuo que nunca culmina en el sueño profundo, ni aún a sabiendas de que se emplea a fondo en ello sirviéndose a sí mismo en buffet para que la cama se hinche. Ni siquiera las decenas de horas son prolíficas, solamente le vacían el estómago y le comprimen el vientre.
El se regala en un apogeo de deseo durmiente y sólo refunfuña de un lado para el otro maltratando y redoblando las sábanas. Pero eso es divagar, y él no quiere divagar ahora sobre el sueño. Quiere entender lo que es la vida pasajera y cuando dice pasajera dice “pesada”.
Confluyen bajo su edificio personas para él muertas, grandes y pequeñas siluetas a través de cristales decorados con repetitivos adornos navideños, se reúnen en sucios y austeros locales a tomar su café y a leer su periódico con un croissant. Su periódico...antes lo llamó revista.
El no suele leer revistas, se concentra en ciertos autores y sus novelas. Aquí sólo hay un par de sitios donde se pueda leer bien. Uno de ellos es el metro. El otro es la calle a cualquier hora en día no nublado hasta las 4 o 5 de la tarde.
El primer sitio está muy bien. El leve temblor sobre raíles concentra y relaja a la vez y la iluminación es perfecta. El único problema son aquellos jóvenes portugueses alardeando de su música basura en MP3, y que no es gratis, por supuesto.
El segundo sitio es también perfecto, e inaccesible a lo sumo, tanto o más por el hecho de que por ahora es casi inconcebible que coincida el interés de la persona con la claridad del cielo. Nadie lee bajo la lluvia. Aunque sería bueno verlo.
En estas calles sólo quiere divagar y mirar a los gatos. Sólo busca tranquilidad. Y es que está hasta los cojones de portugueses. Esta frase está mal.
(Mientras escribe, dos maleantes se acercan a él lentamente buscando una dosis de algo:)
-Ten un cigarro?
-No.
Los gatos no paran de andar por los parques, y en ese los pájaros en el árbol demuestran que la puesta de huevos ha sido fructífera. Quizás no sepan que el gato está buscando la forma de alcanzarlos. No se dan cuenta, por supuesto.
El tampoco se da cuenta de que en este mundo de muertos él es un cadáver. No quiere hacerse a la idea. El mundo es una fosa y en ella los verdaderos cuerpos inertes son los que están más vivos. Son los únicos que pueden descansar realmente. Sin escuchar la pesada música de los portugueses que le rodean. Sin escuchar sus pitidos de impaciencia cuando un autobús se para 5 segundos en el cruce.
Aquí los muertos se mezclan con él y le toman por uno de los suyos. El no lo admite y se entretiene mirando a los que pasean los perros.
Su ala ancha camina respirando un aire que parece limpio pero que en realidad detesta. Porque es libre de ser contradictorio Por eso se arrepiente de soportar un año de vida pasajera. Y hay muchos tipos de vidas pasajeras. También hay muchos tipos de contradicciones. Pero hay dos tipos de gente muerta: los solitarios y los muertos.

jueves, 30 de septiembre de 2010

1M

1M, otra vez recto, sobre mis pasos, siempre recto, a un metro, recto. Con el hígado en la sangre, un crepúsculo por aliento, apesta, apesta a lugar vacío y no hay remedio, ni despedida, el tiempo no espera, ya llega el bus, llega siempre tarde, a la hora del anáfora, porque no estoy brillante, tengo cardos en los dedos, ahhhh, cama te echo de menos, coma, te dedico esta noche, ha sido un entrenamiento y te cogeré sin pensarlo, sin más miramientos, en verso libre, yaceré en tu almohada y la violaré, mi lengua inconsciente va a ser tu amante y quedará la huella de mi pensamiento inscrita en ti porque querré escribir mientras duermo, querré hacerlo todo en sueños, donde no hay barreras, yo soy tu amo, y te diría que me recordases, pero mañana seré otro, seré yo mismo, es decir, nada. Tendré resaca, tendré ganas de hacer cosas, pero me levantaré tarde y serás testigo, testigo fiel de mi vida aciaga.
Porque querré hacer cosas, querré, querré dormir más y querré estar despierto, querré tocar las cuerdas de Holly mientras duermo, pero en vez de eso me haré unas lentejas y no terciaré palabra, más que formalidades, seré yo mismo y no lo quiero. Ahora hace frió, el 1M está cerca, los pulmones se entregan, respiran si no lo pido, es magia, es normal, como debiera ser siempre, instinto automático, cadáver artístico.
Me haces temblar 1M, la noche fue larga, aquí me tienes, sosteniéndome en tinta azul en un cartel de carnaval, aquí me tienes, desbocado como el destino, párate, no puedes, sé racional, tampoco, quiero comer albóndigas, lo que sea, mi amante está en la cama, de tela suave está hecha, aguanta estoica a que yo llegue sin preguntarse con quién estoy. La noche aciaga termina, no fue tanto, de hecho tuvo su punto, qué pena que el mundo no sea una noche, una pena que la prole te vea y no diga nada, una pena para mi.
Aquí sentado, en mitad del asfalto, rodeado de frió, de hierro y de cristal, de arcadas ajenas. Otra vez igual, sintiéndote sólo, vacuidad.
Sé tu mismo aunque sólo sea en el papel, selo, por dios, por la obscuridad de la falsa esperanza, por el recóndito lugar que alberga tu salvación.
Dios como apesta este autobús.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

eNtErO

Necesito ser alguien,
Necesito ser grande, tengo que estar aparte
Del mundillo y de la gente que nacieron por nacer.

Necesito ser alguien, alguien poderoso
Alguien grande, de cuyo pasado distante
Recuerda en mar dolores que utiliza para el arte.

Aparentemente me pierdo al instante
No uso disfraz ni blancos guantes
Tengo por dilema respirar el aire
O quemar el viento…

De tarde en tarde, sentado al horizonte
Suelo escribir unos renglones:
Basta ya de incultas clases
Y silencio al bombardeo de mensajes

Dejad de gastar la tela en trajes
No idolatréis típicos dioses
No alimentéis pirados de tele
Sin saber nada hay varias opiniones

No existen reglas bases
No hay normas ni leyes en mis frases
Cuando estoy cansado de lo de siempre
Cierro los ojos y veo el universo…entero.

lunes, 6 de septiembre de 2010

¡oH gOd! fEeL sO gOoD, i WaNnA bE sO gOoD

Hoy me merezco un capricho, si, creo que lo necesito…no voy a escatimar…estoy cabreado, hoy estoy cabreado, ahora, bastante, chiscado, quemado y ardiendo. Cada mota de polvo de esta habitación, cada minúsculo átomo invisible es suficiente para volverme loco. Las cosas que no veo, lo que no oigo…todo eso me está sacando de quicio, ahora mismo. Ahora mismo soy un animal, así que no me hablen, no me toquen, no me miren…no dejéis que os vea, escuche o hable…
Acaba de pasar un exiguo minuto, volando por encima de mis narices. En este tiempo he podido contar tres hechos, factores, incógnitas, enervantes, molestos, asquerosos, hijos puta. Os los contaré. El programa de música, sin saber que quiere, sólo me permite escuchar una canción, para la siguiente tengo que darle al play, y así todo el rato, no sé porque, puta tecnología. Luego, madre ha entrado en mi habitación, abrió la puerta para decirle a padre y mostrárselo con hechos, cómo ha extraído la balda de mi mesa coja y la ha sacado afuera para aumentar mi espacio de trabajo y así poder dibujar a gran escala. Entonces me he salido para ir a la cocina y no escuchar las explicaciones, estando en la cocina he pensado que todos vivimos en el infierno así que abrí la nevera y cogí una botella de agua de cuatro quintos vacíos y le he metido un buen trago. El agua estaba caliente.
Esta mañana que salí a la calle no paré de sudar, sudor frio, como tumbarse de noche en un jardín de invierno. Bebo agua del grifo y sabe ácida. Debajo del omóplato, me duele un poquito. Trámites buracráticos y planes rotos. Alternativas de escape regurgitadas y sin elección, en fin.
Estoy cabreado, me molestan los pequeños detalles y la gente que no es detallista. Me considero fuera de mi memoria porque yo soy el Dios de mi mundo, ejem. Demasiado aire ahí fuera, parece que los árboles estén drogados. Joder, seguro que en estos momentos nadie se siente como yo, “nadie se ha sentido como tú, nunca”, seguro…y eso que, ¿cuántos somos?, ¿cuarenta billones?, ¿mil billones?, me la suda, es imposible. “El otro día me enamoré y me jodieron el órgano, me lo partieron con una tijera, y yo, que soy tan listo, dije: no me toquéis, no me habléis, no me miréis…nadie se siente como yo, tu nunca sabrás como me siento, porque nadie es igual”. Después de todo pensé…vaya panda de gilipollas.
Ahora estoy enfadado, estoy molesto, estoy desquiciado, y con algo de dolor de cabeza, aunque no es como el dolor cualquiera, es como el dolor dondequiera…
Si alguien no sabe qué hacer en estos casos, yo se lo diré: cierra los ojos y duerme, entra en coma, golpéate con un martillo de acero, aspira benceno… o vete de putas, que seguro que también funciona.
Yo ya no sé si algo de esto era lo que quería decir, no se pero me están entrando nauseas de tragar la mucosa que me gotea de la nariz, se me había pasado un poco, por el esfuerzo, pero creo q vuelve, si, no me jodas.
Quería haber puesto algo más, ahora me quedaré vacio…encima con lo débil que estoy me volverá a atacar el espectro del mal humor. Si el agua estuviera envenenada me la bebería de todas formas.

sábado, 4 de septiembre de 2010

sEd Y nIeBlA

Se que arde fuera del cielo
todo el tiempo que se quema,
que resbala en su rostro la hiedra
porque en él escriben
sed y niebla.

Se que lo posible es muy cierto
pero las metas que invento se manchan,
se diluyen lentamente en deseos de brea
y mientras oscurece
me dejan.

Se bien que entre el humo
habrá una puerta que se cierra,
que en el día en que la luna acaba
el que nunca escoge
nunca acierta.

Se que el estío vuelve adusto
lo humilde enhestado en primavera,
que la otra desea que el uno no vuelva
si va a escribir él las palabras
sed y niebla.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

hEnDrI

>>¡Dios! ¿En qué me he convertido? ¿Qué derecho tenéis, todos vosotros, a entorpecer mi vida, a chupar mis pensamientos, a considerarme vuestro compañero,
confidente y oficina de información? ¿Por quién me tomáis? ¿A caso soy un animador a sueldo a quien exigen cada mañana que presente una farsa intelectual
ante vuestras estúpidas narices? ¿Es que soy un esclavo, comprado y pagado, para arrastrar el vientre por el suelo ante vosotros ,holgazanes, y poner a
vuestros pies todo lo que hago y todo lo que sé? ¿Soy acaso una prostituta en un burdel que ha de levantarse las faldas o quitarse la camisa a petición del
primer hombre vestido con traje a medida que se presente?

>>Soy un hombre que desearía vivir una vida heroica, hacer el mundo más soportable a su vista. Si, en algún momento de debilidad, de relajación, de
necesidad, me desahogo dejando escapar un poco de cólera ardiente cristalizada en palabras --un sueño apasionado, envuelto y atado con imágenes--,
pues...tomadlo o dejadlo...pero no me molestéis.

>>Soy un hombre libre...y necesito mi libertad. Necesito estar solo. Necesito meditar sobre mi vergüenza y mi desesperación en soledad; necesito el sol y los
adoquines de las calles sin compañía, sin conversación, cara a cara conmigo mismo, con la compañía exclusiva de la música de mi corazón.¿Qué queréis de mi?
Cuando tengo algo que decir, lo publico. Cuando tengo algo que dar, lo doy.

Vuestra inquisitiva curiosidad me revuelve el estómago.

Vuestros cumplidos me humillan.

Vuestro té me envenena.

No debo nada a nadie. Sólo sería responsable ante Dios...si existiera.>>

(H.M)

martes, 24 de agosto de 2010

nArRaCiOn De MoScAs

Jimmi está durmiendo y las moscas me están comiendo vivo. He acabado con siete de ellas, creo, todo está muy humeante. No sé de qué va la cosa, se oyen gritos infantiles y correas que gimen. Suena a viento inefable y a madres con carritos.
Las destrozaría vivas, sólo van a la carne, y mira que hay poca, no son listas. ¿Estaré lleno de mierda?, en verdad me siento pegajoso, mis dedos huelen a carbón y si los junto se pegan. Mi pelo al tacto es como la ceniza, también debo de tener la cara grasienta.
Aquí todo está sucio, no me extraña nada, no quiero hablar de responsables porque no acostumbro a hablar de mí. Cortamos la línea de agua y esperamos a que se secara el charco, nada más. Para contribuir a la desazón, inquieto, aterrado, como es que ha contribuido tan obviamente, hemos expulsado casi el sesenta por ciento de los insectos carnívoro-licuó fagos, respetando el hábitat tan solo de las grandes especies, especies que a la sazón ya están acostumbradas a nuestras carreras y tan bien adaptadas: Anastasia y Valkiria e hijos, también carnívoros.
De todas formas, creo que mi camiseta carece de suficiente roña, es blanca, así que se ve que no está tan mal, polvo y alopecia.
Aquí estamos pues, Jimmi y yo, servidos en plato caníbal, con todo el equipo en marcha y los cables serpenteando por el suelo. Esto debe ser malgastar el día, diría yo, o Jimmi, que está como una sopa sobre los dos pequeños sofases en una síntesis acurrucada y templada. O bien podría decir que Jimmi está malgastando, aunque cómodamente, su día, porque yo al menos lo estoy narrando, ¿no?.
-Inevitablemente el narrador se puso a reír un poco –Asby, pásame ese cable- dije yo –Asby, pásame ese cable- inevitablemente el narrador se puso a reír un poco –Asby, pásame ese cable –dije yo- no, el que tienes bajo tu culo- dije yo- inevitablemente el narrador se puso a enchufar algunos cables- perfectamente podría estar dentro del sueño de Jimmi:
Se oye el sonido de los pájaros, hablando de plumas y de comida, y de los árboles donde anidan, y aún gritan los niños, y el viento aúlla en silencio entre las vibraciones de nuestro equipo en marcha.
Es como estar de puta madre, solo que malgastando el día rodeado de un montón de asquerosas moscas.

miércoles, 18 de agosto de 2010

lA mEtAfOrA eS eL pRoBlEmA

Aléjate de la realidad y siéntete una fantasía ,
toma de la mano la metáfora de auto-satisfacción y conformismo,
corre felizmente entre los bosques de la miseria
hasta que encuentres un pájaro dorado que te explique de verdad
por qué en un mundo de infelices y desgraciados, animados y dichosos,
alguien intenta definir qué es raro o no.

Humedéceme los ojos que gritan desde la letrina y déjales claro que
si no dejan de reflejar burdas imágenes serán expulsados de mis tierras.
Donde el corte es sencillo y el ritmo obvio hay abismos de crudos mensajes,
procesos tan difíciles de analizar que se entenderán al revés.

La simbiosis entre adornos se malgasta y el silencio nace esquivo y decrece,
responde al signo un cazador cazado que sigue el rastro a la aurora muerta;
"Aquí está el resultado de 20 años de filosofía:
una ambigua respuesta despeinada al amanecer,
el acento de la perdición que atrae al curioso
y el arte por los suelos de mis heridas sangrantes".

jueves, 12 de agosto de 2010

mEjOr QuE tOdO

Si me levanto ahora es que sigo un poco inconsciente y si luego estoy de pie no es más que porque todavía me cuesta pensar.
Me cuesta pensar porque sigo hablando y si sigo hablando es que realmente estoy dormido.
Todo es muy bonito cuando no lo veo.
A través de mis ojos se alteran orden y lógica.
Más interesante que recibir un beso es esperar a que los elementos reduzcan las distancias. Con una obra teatral pasa lo mismo cuando el público se desata en aplausos o abucheos y gritos varios.
Aún más interesante que ver a alguien moverse y actuar es verlo en el útero regocijándose y viviendo.
Mejor que decir cómo acaba una novela es contar cómo llega hasta el final.
Yo estoy mejor sin estar, antes de serlo, antes de empezar, he visto el final antes de creerlo y me da asco que exista, lo respeto por pura moral pero sé que nos odia.
Mejor que fumar un cigarrillo mágico no es liarlo.
Igual mejor que correrse es follar, pero así te quedas interrogativo.
Mejor que el footing o andar en bici es un dislate.
Mejor estar sentado mientras te mueves hacia el fondo.
Mejor que los continentes se conviertan en océanos.
Mejor que respirar es dormir sonriendo entre burbujas.
Entre sirenas.
Mejor que observar una flor no es ver cómo crece, aunque es muy interesante.
Y mejor que mear en un hormiguero es quemarlo con cerillas.
Aunque mejor que el ser amable no es el ser sádico.
Aún mejor que el ser sádico es el ser ilógico.
Mantenerme en una línea a baja altura viendo que no voy a tropezar con ella, mientras miro hacia abajo, viéndome las puntas de los pies y todos los metros que faltan para que me caiga, balanceándome, haciendo un poco el tonto.
Mejor que hablar es sentir.
Mejor que ver es oír.
Sin embargo hay algo que es mejor que todo.

miércoles, 11 de agosto de 2010

sAsTrE aBuRrIdO

Del azar soy andante que por mi suerte malvivo
atravesando rosales hastiados ya de puntas
,colinas de olivos sin piel y flores mudas,
sirviendo en mundo aparte como fiel testigo.

De él en solo punzante me aparto sin motivo
,será por triste y soñador , mejor no sepan,
que hay un alma añil sin voz, y si la dejan
se irá de la penumbra hacia el olvido.

Tarde anda a beber la hiel, y no lo pido
para tarde acabar haciendo bien un fuerte
en que mecerme y yacer escondido

Harto en la paciencia del sastre aburrido
y de impugnar porque amanezca, he de decir,
diré: que si el azar no inventa, seré el último.

jueves, 22 de julio de 2010

cUaLkIeRa

-Vamos!, otra!, aquí, aquí mismo en el pecho, clávame la estaca justo aquí.
Si es que te importo.
Vamos!, clávamela otra vez que ya no es lo mismo,
nunca volverá a serlo
y que gracioso suena.
Un día más y aprenderé a morderme la lengua,
que bien suena.
Haz lo que quieras, vamos!,
soy tuyo, hazme trizas,
que ya no será lo mismo,
ya estaba hecho trizas...
desde hace mucho tiempo,
por eso no puede ser lo mismo.

Hay batallas de antemano perdidas,
para qué luchar entonces?,
es suficiente mirar al enemigo de lejos para saber a dónde huir,
correr rápidamente a cualquier montaña,
o yacer en cualkier bosque,
no es necesario acercarse ni un paso,
no es necesario siquiera pensárselo mucho,
puedes dar la espalda, simplemente...
para siempre.
Luego quizás quieras ahogare en cualquier mar.

martes, 20 de julio de 2010

nOrTh

He hecho muchas cosas durante algo de tiempo y ahora no tengo intención de hacer otras distintas. El tiempo cumplió ya con parte de su cometido, e hizo cosas que realmente no agradezco. El tiempo me da por el culo, esto siempre. Y es que durante estos días de párpados declinados y ojos embuchados siento que los segundos ya han empezado a pasar por encima de mi cadáver.
La adicción por hablar, si, con tiempo, no te escucha, y el juego, el correr y el nadar, sin cansarte más de lo que suele ser lógico. Estos días están creando la leyenda del hombre perdido dentro de sí mismo. El hombre se considera mujer, pero por cojones que piensa que dentro suyo hay un hombre. Vino de Francia, de todas formas no me interesa demasiado, sólo era un chalado.
Pasaron unos días y me quedo con unas cuantas cosas: primeramente con la piel torrada por un sol que ya no nos respeta (pero qué bonito es picarle acostándose uno cuando se levanta a trabajar), segundamente me llevo una pulsera elástica, no sé para qué, no sé si me gusta, es elástica…es negra, nada más, y me la saqué del suelo el día que casi no me tuve en pie. Finalmente y por terceramente esto que me llevo es metafóricamente una cosa, pero en realidad son muchas, son demasiadas como para acordarse uno pero te dejan con una sensación del que ha cumplido, por eso creo que no hace falta decirlo.
Luego, al sentarme en una silla he notado que estaba viviendo en un mundo moderno, al tumbarme en un colchón dije…pero no me dio tiempo.
Este tiempo pasa tan rápido que mucha gente llorará al final del mes, la rueda te va a hacer sonreír hasta que se te escape la meada, y luego va a hacerte llorar hasta que vomites.
Casi todos los años son así, no tan resumidos, pero son así. Y me he dado cuenta de algo muy muy importante: necesito grandes cantidades de potasio.

jueves, 15 de julio de 2010

tOdO eRa MuUuUuY fAcIl

Todo era muuuuuuy fácil...
La vida consistía en decidirse por algo, ir a por ello, obcecarse un poco aunque estuviera mal, darse cuenta de que era equívoco ,paleto, y entonces cambiar.
Muchas veces eso significaba pensar exactamente lo contrario, por idiota que fuera, aunque aquello se fundamentase en física ilógica. Era andar por la otra acera.
Lo bueno era que una vez enterado y recién confeso en el ámbito de la cabezonería, al final los raíles se activaban solos,- se estrujaban chirriando para indicar la dirección adecuada y siempre tenía la oportunidad de rectificar.
Todo era muuuuuuuy fácil...
El calor humano era cuestión de tiempo. Si los bosques están llenos de árboles, las montañas de piedras y el cielo de nubes. Su símil metafórico quería concluir en un aforismo idealista; en las calles hay personas.
La realidad es como el cuerpo humano; ciertos puntos de ella no se sabe cómo funcionan y a la vez son tan obvios como invisibles, por ello, si en un rato no se pasan los dolores es mejor olvidarse de ellos, mejor incluso que acostumbrarse.

Posee leyes físicas que parecen actuar solas.

sábado, 10 de julio de 2010

dIaRiO dE cArReTeRa

Así es escrito sólo llegar alguna etapa preceder a la salida tener nervios salida a las tres llegar a alguna parte…
Tony lo lleva bien, el copiloto controla la botella, no debe caer nada. De camino en campos dorados. Cómo flipa aquel chaval, un puto camión, dice Tony.
Llevó el coche al taller de mañana, debía haber una válvula suelta y apestaba la gasolina.
-Eh Triky, échale un vistazo a esta máquina
-La aguja del cuentakilómetros tiene un tikitembleque.
Olor a brea, caravana, la gente que se asa viva, brea, más brea y campos dorados, muy grandes. La tierra es humilde por aquí.
Nos dirigimos hacia el norte pero no sabemos exactamente a dónde y me pregunto dónde estará mi nena esta noche. Por lo menos no estamos atrancados en la brea, como aquellos. Gijón, juglar, vamos a hacer el idiota, no, vamos a hacer cosas, pero… ¿el qué?, yo no lo sé, aunque lo sé, ¿Tony lo sabe?, pues claro que lo sabe, pero es cosa suya, y aunque yo también lo sé, aunque no lo sé, prefiero que calle la boca hasta llegar al siguiente pueblo. Hay dos litros de cerveza y dos pasajeros, la mitad es viable y la otra direccionable así que voy entretenido. Cruza puentes, una iglesia, un lago, aquí parece mejor, sigue. Dale un trago, no estoy cansado mete quinta. Tony va bien, relajado, la válvula nueva hace su trabajo. Tony pide un trago, que va tío, yo tengo que pringar, antes de que se caliente tengo que haber meado tres veces. Tú déjate. Dos tragos, sube la espuma, “sobre la espuma de los días”, sujeta entre las piernas donde está la acción, donde está lo verdaderamente importante, eso hay que cuidarlo bien, dos tragos. Vamos, mejor vamos. No sé a dónde pero acabamos de pasar a los malos. Dos tragos, agua para Tony, dos Tragos, que se jodan los malos, así se queden inefables bajo el sol de mis maldiciones. So long. No sé a dónde vamos, al Norte, en cuarta, dos tragos, quinta, dos tragos.
Cruza las montañas desde cumbre aburrido y fisiológico, las causas del malestar son sanas, puente, y ocho túneles lo menos entre crestas, alzas y brechas, ya me perdería. Tony, agua, dos tragos, agua, tapón y dime algo. Brumas, aljibes, salen de otro lago en composición indeforme. El viento me golpea la cabeza a doscientos quilómetros hora y mi pelo afligido se desmorona y adquiere nueva perspectiva.
Siéntete libre Tony, mete quinta, dos tragos. Momento de repostar reposar, a campo abierto de pangea y por no cruzar más túneles, esta vez de pie, frente a los titanes me pongo en evidencia. Siéntete libre, Tony, dos tragos, él mea después de mí. Clack, clack, motor en marcha, cruzo mi cinto y lanzo las zapatillas. Tony me mira, qué haces, conduce, se cala, se moja, la birra por los suelos, con calma, dos tragos, queda otra. Una avispa, dónde nada, Tony brega, la expulsa, se quedó atrás o nosotros seguimos adelante .
En el espacio navega cursante un espejismo sobre mi brazo en los colores terrestres. Espacio ínfimo para tener descrito un segundo y te pierdes, pistas y carros de varios árboles y arbustos si las nubes no me hablan. Tony no habla, Tony a lo suyo, agua, dos tragos, queda otra. Cambia de disco me dice, entonces entro en juego, ese es mi campo de líquido esmerilado y lo trato a saber, que sé que le gusta. No puede quejarse, Tony no puede, escucha el oro, que digo, son estrellas, o polvos raros, mágicos si y no, yo moveré los brazos y asiento, mis dedos tocan cosas en el aire, el sueño, mi ropa de arenisca. Se oyen gritos, Tony eufórico, y qué menos, Tony, chócala, agua para Tony, para mí dos tragos, otro más, ya llega Sol Do y Re, intercaladas, transportadas, en nuestros oídos retumban, empieza a salir humo, el aire se lo lleva, también mi entelequia. Dos tragos, tres tragos, cuatro tragos…acabamos de entrar en Gijón.

viernes, 18 de junio de 2010

oJaLá eL dEl MaRtIlLo TrAbAjE mAñAnA

-Tom.
Tom estaba reclinado en el banco como si estuviera seguro de poder hacerlo. Estaba motivado y no había preparado nada, improvisaría.
-Tom, alguien nos está mirando.
-¿Qué dices Peg? -dijo Tom
-Que alguien nos está mirando.
Hoy Peggy llevaba su vestido de flores y la diadema rosa a juego, siempre, nada más ponérsela sonreía como si hubiese acabado una ceremonia.
-¿Y qué?
-Así es imposible Tom, siento que me están espiando o algo así –se giró con disimulo casi inapreciable y se colocó la diadema.
Aunque el ritual siempre era rápido y gratificante, ella tenía que seguir manteniendo su imagen de estatus a lo largo del día. No quería dejar de ser la reina. Le cogió la mano a Tom y dijo haciéndole un soslayo de mirada:
-¿Te vas a quedar ahí como si nada?
-¿Y qué quieres que haga? –Tom se giró y se puso a observar a ver si encontraba a ese tal espía- No se Peg, ¿te estás poniendo tonta?
-Si ese hombre dejara de mirar hacia aquí sería mucho más fácil.
-¿Qué hombre Peg?, yo no veo a nadie –era cierto, por mucho que mirase no veía nada raro ni a ningún hombre espiando, y no es que no fuera atento: cruzando la calle un gato había trepado tres metros hasta un tejado, más adelante un semáforo dejo de ser intermitente, acababa de salir un joven del portal …53 y había cinco taxis junto a la acera de la fuente, dos de ellos vacíos . Tiendas, algún bar abierto, dos librerías- "¿Qué cojones de hombre dice esta?"
-Tom, cuando dijiste de venir aquí sabías lo que decías ¿no? –Peggy se acercó hasta pegarse a su brazo.
-Claro que si Peg, sé que te encantan los parques de noche, y que te asustas fácilmente.
Peggy le dio con su muñeca en el hombro mordiéndose el labio inferior.
-No digas bobadas Tom, y ven aquí.
Tom hizo una pausa mínima para considerar los pros y los contras, pero no llegó a los contras. Le hizo un lazo con las extremidades superiores y le dijo:
-Peg –hizo otra pausa- ¿no eres mayor para seguir llevando diadema?
Peggy le dio otro golpecito esta vez en el pecho. Allí quedaron sus delicadas manos mientras le metía la lengua.

Hacía demasiado calor para estar en Enero al aire libre. La verdad era que Tom no había estado allí ninguna otra vez. Cuando iba caminando se le ocurrió soltar lo de “sitio especial” porque estaba un poco cansado de tanto paseo y porque tenía un par de chinas en la zapatilla, pero ni por asomo sabía que cerca había un parque. Probablemente ni siquiera estaba seguro de por dónde tendría que ir cuando volvieran.
-Otra vez. Tom, ahí está, lo he visto.
-Creí que tenías los ojos cerrados.
-¡Mira! –le dijo en bajo-, allí donde el garaje.
Tom no veía a nadie pero se levantó.
-No te preocupes Peg, yo siempre llevo la navaja por si hay que destripar algún cerdo –le encantaba tomarle el pelo con frases en blanco y negro distorsionadas- Sal de ahí colega, esta chica quiere hablar contigo.
-Tom, deja de hacer el tonto, no hables tan alto.
Tom se volvió a sentar, la ató con los brazos y se acercó hasta verla borrosa.
-Peg, da igual, cuantos más disfruten mejor.
Peggy ya se había diluido en aquella copa de Old Fashion. Dos sonrisas Chocaban y los dientes chirriaban.

FINAL. 1_(el corto)
-¿Quieres hacerlo? –dijo Tom en su caverna auditiva.
-Si.
Y entonces se fueron.

FINAL.2_(el más largo)
-Tom, ¿y si es peligroso? –Peggy interrumpió la escena.
-Vamos Peg…
-Me refiero a ese hombre.
-Vamos Peg…
-Tom.
Tom estaba empezando a calentarse pero de otra manera, se puso de pie y dejó salir una exhalación de no hay más remedio.
-Donde dices que es –“no veo una mierda”, pensaba Tom.
-Allí donde ese garaje, donde el buzón rojo.
Tom se dirigió hacia allí. “Ya me está empezando a tocar los cojones”. Tenía un cigarro roto en un bolsillo del pantalón, se encendió un trozo y volvió a exhalar aire. “Mira que es difícil”.
Cuando llegó al borde de la carretera se dio cuenta de que había un tipo de forma dentro de unos soportales.”¿Estaré ciego?”. Tiró la colilla y fue cruzando la calle sin quitarle el ojo a aquella silueta extraña. Era como de una persona del futuro. Parecía tan inquietantemente proporcional y pulida, allí enfrente, de pie con una postura del que espera. Tom sintió una sensación rara. En realidad no era una sensación rara, sino una mezcla de curiosidad, confusión y algo de desconfianza, por no decir algo de cobardía. Se paró un momento antes de entrar en el jardín, lo cruzó, y vio realmente lo que era:
Dentro de un local de trescientos diez metros cuadrados, absolutamente vacío salvo por sus pilares, había un maniquí como los que son como un muñeco y son empleados por los dibujantes y otros artistas seguramente (y otros de adorno), con una camisa de leñador a cuadros. En la bombilla que tenía por cabeza alguien le había pintado unas gafas y una boca como diciendo “o”.
-Me cago en la puta -pensó Tom- el maniquí este, tanta mierda. Pues no he estado a punto de aflojarme el vientre encima…
Tom volvió al banco donde se encontraba impaciente Peggy.
-¿Lo has visto? –dijo con seriedad.
-Si. Lo he visto –la miró y puso una mano en su muslo-, ha sido impresionante –se paró-, pero no te lo puedo contar –empezó a reírse un poco a boca suelta.
-Tooooooooom.
-Está bien –paró de nuevo y volvió a reírse- Está bien Peg, escucha. Cuando me he acercado he visto a lo que te referías. Era un maniquí, bueno un muñeco de esos grandes, que también los hay pequeños, que venden en las tiendas de material artístico y que en realidad cuestan una pasta. He estado hablando con él y me ha dicho que mi novia estaba muy buena. Ja Ja. Le he dicho que no eras mi novia.
-¿Y qué? –Peggy había quedado disconforme.
-Me ha propuesto hacer un trío –le sostuvo la mirada todo lo que pudo hasta que dijo:
-¿Quieres hacerlo?
-Si.
Y entonces se fueron.

domingo, 13 de junio de 2010

I. cAmBiO dE aIrEs

“Veamos. Hay varios métodos para empezar a escribir algo. Estos varían dependiendo del contenido que se prefiera mostrar. Está el escribir sobre lo pasado, basándose en acontecimientos que te han ocurrido. Esta opción es muy recurrente y dinámica porque permite contar algo con cantidad de detalles y además se pueden añadir hechos insólitos que redondeen el escrito y lo hagan más interesante.
Otra posibilidad es escribir sobre el presente, esto es, utilizando mucho más la opinión personal, casi tratándolo como si fuera un manifiesto de ideas y pensamientos. Interesante opción, muy buena para aprovechar un acceso de emoción, ira, felicidad…buena para liberarse. La tercera opción, siguiendo la misma estela, podría denominarse atajar por el futuro, pero no se, consiste en imaginar un momento estrambótico en la trasparente vida de tu personaje, a ser posible un excéntrico camarada y trabajarla guiándote hacia los aledaños de Parnasus. Buscar el delirio a partir de un punto base, lo llamaré Situación 0, que sea totalmente probable, teniendo en cuenta que en la vida puede pasar de todo, incluso una burrada; un niño gitano observa que hay un billete de 100 euros así en medio de un cruce con los semáforos en rojo, entonces cuando el niño va a por él estos se ponen en verde y el niño acaba en el hospital. Esta opción es sin lugar a duda la más interesante de todas porque en resumen es como si fueras el Dios de tu propio mundo. Pero tiene una gran pega, y es que es mucho más jodido imaginar que ver o recordar. En fin”
Por la calle, el sol acertaba de pleno entre el transcurso de hemisferios. El aire clareaba un poco la intensidad de los rayos que chocaban en la piel. Asby la recorría buscando la sombra de los árboles y evitando las miradas desde las terrazas. Siempre con la mano en un bolsillo, así se aseguraba de llevar consigo todas sus pertenencias. “Ahora donde leches he metido la libreta. Ah, aquí está!”. Varias veces al día se ponía a buscar cosas que estaban encima suyo creyendo haberlas perdido. Era un poco estúpido porque a veces era la misma cosa que estuvo buscando y que había encontrado minutos antes.
Un perro paseaba por la acera contraria a la de Asby, parecía bastante animado. Caminaba al trote con esa cara de perro, respirando a conciencia con la lengua fuera y la parte que equivaldría a las cejas de un humano totalmente relajadas dándole aspecto bonachón. El perro era grande y era exactamente el tipo de perro en el que Asby siempre encontraba una imagen facial diferente. No a simple vista una cara distinta, no, porque los perros siempre tienen caras distintas, salvo los gemelos, sino una expresión de personalidad y de sentimiento perruno. Como la del perro sarcástico, que parece que atiende a tus gestos con interés pero que en realidad está esperando que suceda algo mejor a lo que dedicarse, como que le entren ganas de mear, que se va a medio acariciar. El perro malévolo que permanece callado en la lejanía pero que al acercarte te suelta todo lo que tu peor enemigo sería capaz de despotricarte en diez segundos en código ladrido. O el perro dócil, que casi siempre está boca arriba con los ojos cerrados mientras tú le sobas con las uñas, ese que es ingenuo y un poco corto. Que siempre quiere más y más, nunca es suficiente, y venga más tocamientos, hasta que pierdes el interés.
Este parecí a ser un perro de colegueo. Un mastín blandito de blanco a marrón claro caminando a trote firme con la cabeza bien alta. Para Asby, vamos, estaba claro que, al igual que él, el perro había salido a dar una vuelta, a disfrutar del magnífico día. Asby se sentía de puta madre y el perro le hacía el paseo más amable aun; una tarde para caminar libre sin ningún peso de responsabilidad u obligación, solamente dejándose llevar por las horas.
-Don’t care what the world say, Natty Dread.
La canción tarareada…un clásico. Asby estaba de pleno emocional y sabía que era una oportunidad inmejorable para imaginar y escribir. Tenía la mente casi en blanco. Fuera cualquier mal acumulado a lo largo de la semana, el estrés y la impaciencia, fuera todo, fuera todo, menos el alma, el espíritu para poder atrapar cada momento a cada paso. Suelo, cielo, árboles, gente, coches, un perro.
Por eso había salido dos horas antes de su casa tomando el ascensor y bailando al son de un pensamiento. Cruzó la calle y siguió recto hasta encontrar el puente azul, línea divisoria entre lo cotidiano y lo posiblemente innovador, e hizo un giro a la derecha para dirigirse a la localidad vecina. Por eso llevaba sus pantalones de amplios bolsillos laterales y la mochila a cuestas con algo de comida y una toalla entre otras cosas. Porque la noche anterior Conejo le había preguntado irónicamente de dónde era:
-¿No lo conoces? –dijo Conejo- es bastante tranquilo, verdes jardines y simpáticos abueletes. No te sentaría mal marchar un día y pasarlo por allí.
-Jefe –un cliente llamó a Conejo, que fue a ver "qué coño quería".
Asby sentía curiosidad por la simple mención, mañana sería sábado y que cojones, necesitaba cambiar un poco la rutina, hacer algo distinto que le estimulara. Llevaba toda la semana rompiendo hojas escritas bajo el flexo.
-Entonces, ¿y a cuanto está de aquí? –preguntó Asby.
-Puedes coger el bus.
-No, prefiero caminar.
-Media hora más o menos –dijo Conejo-. Como dato de interés te diré que hasta hay una playa nudista, jeje, y todo –cogió un vaso con la intención de ponerse a limpiarlo, por hacer algo, pero no encontraba el trapo.
-Me levanto a las once más o menos, me pillo un bañador, un bocata y me voy a esa playa en pelotas, bueno, el bañador ni lo necesito, y me paso el día. Grande eres Conejo, aunque parece mentira que aún no sepas de dónde soy, ¿sabes de dónde soy?, si lo sabes –lanzó un cacahuete al aire y le dio en la nariz- ¿Te acuerdas cuando te presenté a esa monada a la que ahora das cobijo y sustento en tu propio negocio, bajo tu propio techo? la vi poco después de cruzar la frontera hace unos años, con esos shorts tan ajustados, creí que era un espejismo. Aquella misma tarde la traje aquí, no tenía casa y no sabía qué hacer con ella, asique nos emborrachamos, luego, tú fuiste quien se llevo el premio gordo cabronazo.
-No lo niego Asby, jeje, bastante gordo, y muy lindo por cierto.
-¿Cómo va todo Erika?
Erika era la camarera empleada y a la vez amante y señora de Conejo, su dama entre las sábanas y la dueña de su hombría, también era su excusa para cerrar el bar más pronto que de costumbre o para pasarse días como en trance sudándosela cualquier cosa.
-Asby, tú deberías estar escribiendo un libro o cavando una fosa para plantar algo antes que pasarte el tiempo aquí, hablando bobadas con ese idiota –desde luego Erika estaba preciosa cuando bromeaba de esa forma.
-De hecho estoy tratando de escribir uno –dijo Asby sonriendo.
Erika estaba realmente sexy en ese momento dentro de su falda a cuadros azules, colocando delicadamente las copas que había en las mesas sobre la bandeja que sostenía en su mano izquierda y con la otra pasando el paño con maestría y delicadeza por su superficie dejándola impoluta. Nos ofrecía exactamente personificada la imagen que quería darnos: estáis a mis piernas, y tú, Conejo, me lo comes. Según Asby, Erika podría llegar a ser una magnífica buscavidas, a lo Paul Newman pero en tía.
-Cada día te veo mejor Erika, pareces más joven –Erika se rió y Asby encendió un cigarro- Pues eso –dijo dirigiéndose a Conejo- entonces, ¿hasta cuándo abre dicha playa? -Conejo soltó una carcajada y Erika que también lo había oído rió con él- mañana mismo me voy de tránsito en busca de caribeñas.
Asby terminó su cerveza y pidió otra a Conejo. Estuvo hablando allí con él hasta no demasiado tarde. “Nosotros mismos hemos estado varias veces” le había dicho Conejo, “la arena está limpia y es muy fina, te va a gustar, jeje”.
Aquella noche Asby durmió de puta madre, soñando cómo Erika se bañaría en aquella playa, de la misma forma en que fue creada en su universo, totalmente desnuda.

(...)

sábado, 12 de junio de 2010

pOr UnAs HoRaS aLgUiEn PuEdE sEr LiBrE eN uN sEnTiDo FiLoSóFiCo

-Ningún hombre es libre hasta que muere. Libre de necesidades, de dependencias, libre de los sentimientos que le tergiversan la realidad. Libre de no asistir a reuniones obligatorias, libre para no responder a preguntas trascendentales, libre para vomitar en el bolso de las putas del cielo y de recibir un merecido castigo. Libre para no llorar por memeces y para considerar la vida una memez –dijo Johnny a Joe mediante un papel bajo la mesa.

-En un principio somos libres para recibir una buena hostia y libres de levantarnos para devolverla, libres para volver a caer y libres para escupir nuestra propia sangre. Somos libres para envenenarnos y para dormir el tiempo que sea en la barra de algún bar. Libres para despertar y ser decepcionados, para ver la luz del guía en el bosque y para mandarle a tomar por culo. Libres para matar un animal más pequeño que nosotros y también para aceptar las consecuencias de un crimen inhumano. Somos libres para mutilarnos y libres para reírnos de un niño que ha tropezado. Libres para admitir nuestra cordura y para rodar por los suelos ladera abajo, para comer cristales y beber gasolina –dijo Joe a Jimmi en otra respectiva nota.

-Ningún hombre es libre hasta que muere. Libre de pedir perdón cuando es a él a quien debieran pedírselo. Libre de mantenerse en el recuerdo por algo que creen que hizo o por aquello que mantuvo escondido sin que nadie lo supiera. Libre para ser loado por personas que no le han conocido y para abusar de todo lo que cree que no se merece. Libre para gritar desde la base de la pirámide que todo era mentira –dijo Jimmi a Joe en la misma nota escrita al reverso.

-Por ahora somos libres de comernos a otras personas. Libres de sudar entre bastidores y de escuchar las leyes de la física, de suplicar por el fin de algo y para cerrar la boca a secas.
Somos libres para dedicar el tiempo necesario a la bebida y libres para desahogarnos en la casa del vecino. Libres para pedir una moneda y para correr desnudos durante un velatorio, libres para conocer un sarcasmo y para acompañar a la luna hasta el fondo de la noche. Libres para ser ofendidos y libres para ser privilegiados. Pero ningún hombre es libre hasta su muerte. Libre de sentarse ante la eternidad a reflexionar –pensó Joe.

Un fósforo encendió la chispa.
Por unas horas alguien puede ser libre en un sentido filosófico.

martes, 8 de junio de 2010

sArCaSm

The other night i was writing and fucking shit!, all the things like one animal eating grass, a tree growing up, the house of the rising sun...fucking shit! was like, men, this is a bounded crazy fucking egg chair and it's totally cool but...you understand me?..........Did I told you about the woman in me? great story men, about the life of a homless who started eating caviar and ended cleaning my toilet...-Fucking shit!, this is a ballshit! you talk me about the passions?-Don't know exactly, oterwise i prefer a dirty woman than a big one.-The meaning in my closet is easy to drug up.-Got it..........

viernes, 4 de junio de 2010

iMaGiNaRiO

Estoy a la espera de volverme loco,
sin embargo no hay prisas por alcanzar las nubes,
mis destellos de entusiasmo por perder la cordura
están envueltos en una atmósfera de sol enrarecida.

Del soñador albergo una espina clavada en la conciencia,
por los deseos de medrar un impulso de huir a donde nadie me alcance,
de la pasión guardo la ceniza que fundí en todas mis noches
para finalizar con mis raíces disueltas en un cubo de ácido.

He acabado por cantar indiscreciones situado más allá de la penumbra,
entre el pacífico y el bruto desollándome en silencio,
acariciando taciturno al conejo de las novelas hasta violarlo,
esperando en el mismo sitio en un punto entre el blanco y el negro,

donde la distancia acaba por frenarme en seco,
embebido de razones hasta odiar la filantropía,
transformado en pájaro ermitaño que picotea por el suelo.
Quiero ser etéreo en un mundo imaginario.

lunes, 31 de mayo de 2010

gLiSsAnDo

I. TONY

-Me voy a tirar –dijo Tony.
Nos reíamos sin control, él apoyado en el borde del Maremagnum estirando la pata como intentado tocar el agua.
-Pues yo no te saco –dije y empecé a buscarme en los bolsillos.
-¡Que me tiro!
Tony estaba eufórico después de bajar la rambla corriendo y cubiertos de papel higiénico los dos. Las rameras, los moros, los chulos de discoteca. Se quedaron flipando.
-Hazte un peta men –dije.
Tony se incorporó y me lanzó la piedra.
-No tengo tabaco –dije a Tony.
Entonces proseguí mi jácara risueña. Imaginé de nuevo a Tony cogiendo antes aquella paloma como hipnotizada y llena de virus psicológicos. Eso fue antes de ver el árbol sobre el respiradero. Una auténtica obra de arte. Se conoce que algún genio había lanzado rollos de papel de culo por las ramas y aquello parecía una tela de araña de váter. Se movía de forma que ningún chico impresionable bajo varios efectos psicotrópicos podía haberse resistido a mirarlo durante un buen rato. Estaba un extremo del rollo en la acera, lo agarré y entonces sentí como magia. Me metí bajo él y empecé a saltar botando y a lanzar chuts imaginarios de cabeza. Tony estaba por los suelos, no podía ni aguantar su cerveza en vertical y se la estaba derramando por el hombro. “Entra tio, esto es…” dije. Tony se levantó y se subió los pantalones, vino acercándose con andares de zombi de la compresión abdominal que estaba sufriendo y entró en el cubil arácnido. Los dos empezamos a girar chocándonos los brazos y envolviéndonos entre el papel de rollo. Unos veinte minutos después de botes y amagos de suelo teníamos toda la instalación urinaria encima, pegada por el cuerpo. Le di unas palmadas en el hombro a Tony. Nos miramos. Entonces empezó la carrera.

II. DOS SEÑORITAS

De repente Tony salió a la carrera como alma endemoniada cubierta de papel de rollo y gritando vocales. Yo le seguí. Cuando le alcancé por Canaletas habíamos visto unas 8 veces a los Mossos de Escuadra. Uno le dijo a su pareja “qué monos”, otro dijo “eh!” Pero en segundos ya estábamos lejos.

-Pues yo tampoco macho –dije- no me queda fito.
Una mirada de incomprensión con las bocas poco abiertas y suficiente para romper el elástico de la seriedad. No podíamos ni tragar aire.
-Creo que debo concentrarme para respirar por la nariz.
Tony dijo esto pero no de seguido, más bien con un tartamudeo de enfermo bronquial, casi echando la pleura y babeándose por la barbilla. Yo estaba parecido. La media hora que siguió fue bastante sencilla: constantes subidas y bajadas intercalando ejercicios estáticos de contorsión. Rápidas pasadas entre dos sonidos por los que pasaban también todos los posibles sonidos intermedios.
Al poco rato surgieron como de la nada dos esbeltas señoritas que se sentaron a cierta distancia. Nosotros quedamos en silencio mirándolas un poco, si acaso podíamos ver. Tony se acercó hasta mí y dijo:
-Mira.
Se agarró a mi pierna y soltó un leve gemido hilarante.
-Ya veo.
Posiblemente no habría mucha gente por los alrededores a esas horas y menos un día laboral. Parecía entonces como si los focos se hubiesen encendido y las cámaras estuvieran bien enfocadas y colocadas, nosotros listos y dispuestos a actuar, y el tipo que sujeta la pizarra esa, que dice escena tal y toma cual y luego acción, justo en medio del cuarteto, preparado para decir la palabra.

III. ¡ACCION!

Tony iniciaba la comedia. Se sentó bien y dijo:
-Hola, ¿sois de aquí? Acercaros un poco hombre –así de buenas. Empezó a reírse. Yo le miré y lo mismo.
Las jóvenes princesas, o promesas, o propuestas, porque apenas podíamos diferenciar en aquella noche abierta una piedra negra de una cucaracha, aunque nos manteníamos con cierta cordura y elegancia, también rieron como chicas y se dijeron algo, entonces se acercaron un poco más. A medida que se acercaban iba recuperando plenos poderes sobre mis ojos pudiendo así definir a ese exquisito dueto: la primera de ellas era pequeñita pero de buena composición, pelo negro liso y nariz discreta, sonrisa amplia de blanca sinceridad y unas manos finas con el posible encanto de un toque ingenuo. Tendría seguramente uno o dos años menos que yo y por tanto también que Tony. La segunda era una jaca alazana como en el abisinio, largos bucles castaños sobre castaños ojos directos en vaqueros ajustados. Ella sería de mi edad y por lo tanto menor que Tony. Ella fue la que se sentó a mi lado. Tony por su parte parecía estar encantado con la otra dama, reía aun de forma más desenfrenada y de vez en cuando daba palmadas al suelo. Pensé que de qué cojones hablarían.
-¿Cómo te llamas? –dije a la que encantadamente me había tocado en la rifa.
-¿De dónde sois? – me preguntó ella sin esquivar para nada mis miradas perturbadas.
-¿Y qué haces? –contraataqué tocándome un cordón de la zapatilla.
-¿Y qué te parece? –conquisto me en un segundo su sonrisa.
-Pues me encanta –dije rendido ya a las evidencias- ¿Tienes un cigarro?
Sacó su paquete del bolsillo lateral de la chaqueta y me dio a elegir. Me hice un buen chusco. Mientras tanto, mi querido Tony estaba como en asuntos internos. Me alegré por él y por el chusco a cara perro que me iba a encomendar bien a gusto hacia la casita de una joven princesa abisinia. Ni siquiera había empezado a cobrarme mi pieza y ella ya estaba encarnizada lamiéndome la oreja. Di una calada.
-Si, está de puta madre. ¿El puente este se levanta o qué?
Verdad que mi puente estaba ya izado pero la chorrada no venía a cuento. Ella había terminado ya con su chupeteo, cogió el chusco de mi mano y me echó el humo lentamente por la cara. En calmosa melodía acordes de novena y suaves toques eléctricos. La ruleta de colores dando vueltas y yo como en la india, psico-manso, en torno al sitar, sobre cojines, escuchando glissandos.
-Oye –dije-, te gusta Hendrix o que.
-¿Quién? –respondió ella.
A tomar por culo.

IV. DESPERTAR

Aquella mañana me desperté y fui a mear. No sabía exactamente dónde estaba el baño porque sólo había estado una vez en mi vida. Aquella casa era un auténtico piso-palacio. Ya en el baño, había una lata de cerveza encima de la taza, y esta abierta. Me puse a mear en la lata y a pensar en Tony, ¿qué habría sido de él? ¿Habría escuchado glissandos también? ¿Dónde cojones habría aparecido? Pensé que sería bueno volver a la cama con la doncella, pero me fui al salón, de cuyo paradero tampoco me acordaba exactamente. Cuando lo encontré, allí, sobre la mesa, estaba la materia. Me hice un chusco para relajar. Me vi aquella misma larga noche diciendo “me encanta” y estuve un buen rato riéndome sólo porque , a pesar de todo, en el fondo, me había quedado un poco defraudado.

viernes, 28 de mayo de 2010

qUé hAy dE mAlO eN eLlO

¿Qué hay de malo en ello?, creo que nada, eso pienso.
Esta tarde estuve sentado en un banco en la plaza, me di un poco de tiempo para reflexionar sobre mi futuro. El futuro. No puedo saberlo, que va. Entonces me ha cagado un pájaro y yo me he levantado esgrimiendo mi brazo y blasfemando.
El futuro: cuando pienso en el futuro me parece estar nadando bajo el agua del Atlántico. Cuando intento abrir los ojos la sal se introduce por todas partes, a veces no sé como lo soportan, mis ojos. A toda costa quiero ver bajo el agua del mar, me cago en mí si no lo hago, a ver si encuentro un pez, entonces me pica y lo veo todo borroso, leches, y a veces estoy tan concentrado que me revuelvo intentando aguantar, es entonces cuando a veces me escapo a mi control y le echo un trago al caldo, Dios Santo, ¿el futuro sabe así?
Nada, poco se consigue ver cuando nadas en el caldo del mundo. Dependiendo del sitio el caldo es más azulado o incluso verdoso del plancton y las algas descompuestas. En algunos sitios igual hay una silla de playa oxidada o un pañal de niño flotando, varias veces me he encontrado bocatas de chóped y otros embutidos con su papel metálico y todo. Yo he nadado entre esa basura, claro que si, más cosas incluso, he intentado ver debajo del agua y sólo hay partículas diminutas pululando, no he sacado nada en claro. Luego, si buceas suficiente o lo que haga falta, llegas a la arena. Pero la arena no me dice nada, aunque es suave.
Mi futuro es incomprensible, y seguramente el suyo también a no ser que sea un gran heredero o un majara con las ideas sueltas. Miro en el futuro y la sal resbala por mis cuencas. Me pican los ojos al imaginarme por ejemplo con alguien. ¿Quién sabe dónde va a acabar uno durmiendo? ¿ o a quien va a encontrarse uno después de tirar de la cadena?. Ni siquiera Uno lo sabe.

Futuro…futuro….me vuelvo furibundo. Es que no se porqué cojones pienso en él, si es que no sé ni quien es ese futuro ni qué es, es que no quiero ni saberlo, es que lo se, es que sinceramente paso.
Algo que predices y que no llega a ninguna parte: el futuro. Negrísimo como mis plantas cuando camino por el piso en el que nunca se limpia, ni siquiera se si algún día barreremos el suelo. Después de hablarme de ello tengo que tomarme una cerveza.
En la plaza no hay porque es una rotonda, y joder, la necesito. Ojalá que fuésemos más disolutos y que se creasen fuentes escanciadoras, al fin y al cabo tiene un gran contenido en agua ¿no? Para aquellos que reflexionan sobre el asfalto y luego se dan cuenta de que no saben dónde están. Luego si, pero al principio no. Una gran ayuda para el que camina errante y sobre todo que camina entre errores, entre irraciocinios también y entre deseos en potencia. Seria de alucine.
Sólo necesito un trago y ahora no será fácil conseguirlo, si hubiese ido a la plaza de verdad, rodeada de baretos, no aquí entre pitidos y rebufos. Si es que soy idiota, así es que es mejor ni pensar. Pero claro, no pude preverlo o mejor, se me olvidó imaginarlo. Por eso prefiero ni pensar en el futuro, porque pienso en el pasado y me da cosa en el orgullo de las estupideces que he hecho y que volvería a hacer.
De todas formas, no hay tanta cosa mala en el rayarse, sobre todo si tienes una cerveza. Las cosas más sencillas, la meditación, deben estar acompañadas de algún ingrediente estimulante, si es así la meditación va haciendo una especie de curva y uno no la recorre paso a paso, se desliza a través de ella viendo un paisaje distinto, que no está nada mal la mayoría de las veces. Realmente tan solo estás ahí sentado o apoyado y mirando a algún sitio, pasa alguien y parece como si atravesases su persona con la mirada y supieras todo de ella, o te cuestionas el tiempo, las dudas , las chorradas, las penas, y todo el conjunto de ideas espontáneas se quedan flipando ante tus auto razonamientos, espontáneos también.
El futuro es lo que sobró del pasado, lo vi una vez no sé dónde y bueno, esta interesante. Al final la conclusión es certera y te permite seguir adelante. Seguir sentado o apoyado en cualquier sitio, siendo el centro de un pequeño terreno gobernado por tí, que nadie puede entorpecer ni interferir aunque lleves una cagada de pájaro en el hombro de la camisa. Rayarte un poco, eso sí, sobre nada de otro mundo. Porque no tiene nada de malo, eso pienso.

lunes, 24 de mayo de 2010

pOeMa mOdErNo

Perdió sus gafas.
Se pasó medio día buscándolas.
Cuando las encontró estaban sencillamente bajo sus pies.
En fragmentos sus falsos ojos desgarrando el parquet.

Torcidas sus piernas como en un atropello.
A la basura con ellas o a la galería de los desperdicios.
Nulo objeto destruido,
ya no se pueden usar pa nada.

Desolada la mirada en 2 segundos mas no eterna.
Profesó el rencor hacia el espejo.
Su objeto de reflejos vacío por unos días.
Se quedó sentado laaaargo tiempo.

Su nevera completamente vacía.
Su corazón completamente seco.
Su destino completamente previsto.
Su mirada completamente rasgada.

Su cuerpo inerme y ninguna dirección en el horizonte.
Exánime y desesperanzado.
Un animal paralizado.
Una ánima sin descanso.

Nota:
denomino a esto poema moderno porque me parece estúpido,
porque lo más que hace la modernidad con las artes es masticarla y escupirla con una parrafada de pedantería, por otro lado mi animadversión por lo moderno (seguro que a escepción de algún resquicio) es bastante generalista.
Este escrito trata sobre un tema superfluo,
carece de métrica o norma alguna,
no se ha pensado,
no se ha depurado,
se fabricó de pasada con el recurso más utilizado en el mundo contemporaneo,
la repetición,
apenas el sentimiento que se expresa por el tema llega a ser ridículo,
por eso mismo: POEMA MODERNO, porque apenas quiere llegar a ser poema y porque lo vomité hace unos dias.

miércoles, 19 de mayo de 2010

eL rElAtO dEl aBsUrDo

Aquel que destrozó sus ideales dijo un día: “creí que esto sería como ser libre”
Un día aquel que dijo retorzamos los temas tabú y machaquemos el rubik, aquel que un día en que cayó por las escaleras de una iglesia fue recogido por un tipo harapiento entre monarcas y mojó su pan en un charco de barro para entregarlo a ver si alguien condescendía fue preguntado: “¿cuál es el sentido de la vida?”
Aquel le preguntó a un perro callejero que vivió siempre de la basura de los templos terrenales y el perro aquel que un día bajó al jardín y le cerraron la puerta en el hocico, un día como nunca fue aquel en que arrebujado junto a un calentador le dieron pan con leche, que creyó ser olvidado y salió de su jardín para adentrarse en otras calles como aquella en que aquél día un hombre distinto a aquel que reflexionaba buscando soluciones a sus males de corbata, andaba suelto por el aire y se encontró cayendo escaleras abajo en un convento de patriarcas, aquella caída, diferente a aquella en que uno una vez se vio paralizado de dolor pues perdió la apuesta en que aquel día un perro bajó a la calle y se cagó en su amo ante el mundo de los desheredados para perderse en él y morderse hasta morir, una apuesta que en su ego pareció estar ganada pero que atrajo más males y que no le dejó dormir por largo tiempo, le arrojó a un submundo fanático, aquel perdido en que uno se retrae y escupe incluso hacia las flores,
en que un día una mano surgió de entre la tierra y aquel que se negó la agarró con fuerza para ser conducido por entre raíces y fango a la teoría de la destrucción y de la muralla de huesos , aquella donde tantos perros roen tibias y vértebras vengándose de las razas que allí yacen, salvo aquél al que preguntaron un día tal que hace demasiado para que un perro se acuerde pero que tenía algo que ver con una vida que no eran más que huesos rotos y uñas mordidas en aquellos recipientes de colores que sólo saben ser girados por algunos que nacieron de una bolsa de seda y que otros tales como aquel que se come a sí mismo y ofrece sus despojos al resto los retuercen y corrompen hasta borrar el significado de sus marcas y quitarle el sentido de banal entremés que es lo único que poseen y que es de hecho suficiente,
aquel que un día tal que aquel en que un hombre caído y humillado ante los cielos y sus súbditos se encontró con aquél perro que es el mismo y que sólo él fue capaz de morder el pan que ni él mismo quería pero que mordió como si fuese divino, aquel que fue preguntado por un hombre macilento y obsesivo que cayó para empezar a mirar dentro de las cosas, una pregunta carente de sentido para él pero tan verdadera como la fuerza de la pasión con que la oró de tal forma sólo porque sabía que aquel que escuchaba posiblemente no lo hacía y si lo hacía seguramente no entendía, mas su gesto debió ser universal pues su oración tembló entre las columnas del pórtico donde fue a caer como jaculatoria penitente, y la pregunta fue respondida por el perro con unos ladridos:
¿cuál es el sentido de la vida? y el perro le ladró como ladró aquel día hacia las ventanas de aquella casa la de su amo en que aquel que sólo sentía por la ligereza triste o alegre de los instantes, aquellos que le pedían una reacción y que después, como aquel que baja la mano cuando satisfacen sus deseos, desaparecen para dejarlo en la feliz irreflexión, ladró fuertemente como aquel día, rebajando sus instintos y perdonando a aquel que en aquel día le condenó para siempre, y el hombre aquel que fue recogido por alguien que no conocía pero que sin saberlo era más desgraciado y superior a él y que un día había sido expulsado de su legítimo reino sin saberlo, respondió a sus ladridos:
“ ¡exacto! el por qué estamos aquí y su naturaleza funcional no son más que egocéntricos deseos de saberlo todo y sus respuestas grotescos ruidos emitidos con pero sin sentido, y como aquel día en que me destrocé a mí mismo preguntando a mis semejantes por cuestiones fuera de todo alcance, hoy vuelvo a caer de la torre de mi falso paraíso para arrodillarme ante un sucio y digno animal y decirle que tiene razón pero que no puedo entenderle y que jamás podré hacerlo”.

sábado, 15 de mayo de 2010

dEcIsIóN iNcOhErEnTe

He decidido no decidir nada, que me tiren al Niágara con un salvavidas pinchado si quieren. Si soy sincero, me es mejor que un loco lleve las riendas de mis decisiones por mí, no diré que él es el loco y admitiré que era mi guardián si me lo preguntan.
Seré el hombre apedreado, venga, riéndome de todos y todos riéndose de mí. Llegará el momento en que de tanta risa alguien rompa su diafragma, y todos nos reiremos de él.
No decidiré nada, pero decido no decidirlo por ahora, de esta forma estas palabras serán mentira, nadie las tomará en serio. Simplemente una nota mental: no te decantes, no decidas decantarte, a la ligera y en bruto corre esquivando opiniones.
Sólo he de tener una cosa clara; una mala decisión me conduce a un martirio. Aunque no sé si estoy de acuerdo con esto. Una decisión errónea tiene un recurso de redención por el valor de un intento.
-Pues a mí me parece que un intento reduce su valor lo menos a la mitad si su objeto se pierde. Entonces te quedas sólo con el intento, de una forma eso es experiencia, que gran verdad, pero si la cagaste es que no eras tan listo.

Si el intento se reduce a cenizas la decisión se volvió absurda. Así que prefiero dejar las cosas en el suelo, si hay cuesta que rueden, si al bajar la cuesta se estrellan contra algo que así sea, y si abajo hay llanura pero desgraciadamente antes pasa una mula y lo rompe todo de una pisada, o un halcón las coge, las sube y las suelta al vacío, pues nada tío, seguro que algo siento y quizás me inspire.
Si suelto esas cosas en un terreno nivelado ahí se quedarán, yo me iré y pasará cualquier cosa. Igual vuelvo un día y las cosas estarán o no.
-¿Si un intento no decidido sale bien, adquiere el mismo valor que un intento decidido que falló? ¿si es así, podría ser por el hecho de que el primero supuso una ganancia anímica sin apenas esfuerzo y que el segundo, del que no se obtuvo nada, generó la idea del “soy capaz de todo”? Pero qué digo ¿y cómo se decide un no-intento?, mejor dicho ¿cómo se intenta una no-decisión?.
Creo que si un intento falla y no te quejas hete aquí el triunfo. Si no te quejas nunca no tendrás ni que tomar decisiones. No serás responsable de tus actos, lo será…un árbol quizás. El único fallo que tendrás consistirá en que vives dentro de un mundo falible.
-Míralo de este modo: yo no decidí en qué mundo quería respirar.

jueves, 13 de mayo de 2010

Observaciones, Jóder, y al final un gato

Para empezar pon una fecha: 5/3/1998, así ya tenemos sin más un lugar en el tiempo. Después añade un espacio físico para la pertenencia: Praga, ya tenemos las dimensiones necesarias para despotricar y narrar. Podías haber elegido cualquier cosa: 1/1/2001 Arizona o 69/325/53 Dixieland, a quién le importa. Ahora cuenta lo que quieras.

Esta tarde caminaba por la calle Matrec y me encontré con él. Estaba mirando el escaparate de una carnicería mientras el dueño cortaba tendones a un cerdo una señora. Me acerqué y sin decir nada me puse a su lado. La broma del amigo desconocido en el encuentro inesperado.
Le miraba con disimulo, él electrizado con un cacho de carne en el cerebro.
A medida que bajaban los machetazos yo me aburría más y más, él no se enteraba de mi presencia. La señora nos miró: él estaba con los ojos medio cerrados y las manos contra el cristal y yo le miraba fijamente de lado. Percibí que bajaba la mano y se la metía en el bolsillo del pantalón, la mano se movía ahí dentro, en su cara nada cambiaba. ¡¿Se estaba tocando?¡. Le puse la mano en el hombro : “Jóder, tu por aquí, qué haces” . En ese mismo instante pasó un coche, lo suficientemente rápido como para no llegar a ver quién me golpeó con algo en al espalda. De ese algo oí un sonido de algo al romperse, cristal, si. Resultó que curiosamente algún hijo puta me había lanzado una copa de vino a la espalda.
-Menudo hijo puta- me quité la camisa, había una pequeña mancha rosa.
Jóder salió de su cueva en el psique con mi reacción. Sacó su mano y me la ofreció para estrecharla. Por supuesto que la pana de un pantalón es algo gruesa pero aun así los escrúpulos te hacen dudar. Se la estreché con fuerza. Calentita la tenía, su indecorosa mano.
En ese momento el lugar se estiró y se contrajo rápidamente como el elástico de la liga de la puta de la puerta de atrás del piso de enfrente de mi casa que está medio derruido.

Cuando caminaba por la Rua de Stepa era totalmente ajeno a la cantidad de orificios y ventanales indiscretos desde los cuales alguien podría observarme si quisiera. Yo escupía muy a menudo mientras fumaba, mi asquerosa manía no era más que el vestigio traumático de una imagen con cáncer pero y que. Yo iba caminando y entré en la plaza de Kopequa, cuando estaba por el centro, acechado desde los balcones de bronce y sus algas colgantes, carraspeé, aspiré hondo, contraje los hombros y solté un maestro gargajo de elasticidad 70%.
De las matemáticas recordaba raíces, matrices, permutas y otras mierdas sumamente interesantes e inusualmente aplicables en la vida de a pie, pero los vectores siempre fueron un objeto transparente al que miraba y sólo veía pájaros.
Toda fuerza ejercida en la plaza Kopequa recibe mínimo la influencia de dos fuerzas: gravedad y viento. Yo aprobaba con cuatro y medio.
Entonces, en su deseo y haciendo una cesura al aire el gargajo se voló hacia la izquierda y me dio en el hombro. No tenía con qué limpiarlo, ¿la manga? ¿la mano? ¿arrebañar lo con una llave?. Me pareció que lo más higiénico sería acercarme el hombro a la boca, absorber el efluvio y volver a expulsarlo modificando las coordenadas. Lo que hice fue restregarme la manga al hombro y luego la manga a la pierna, aun así quedó una especie de escama brillante.”Que mierda” pensé. Cuando empecé a rasgarlo con la uña me pareció estar haciendo el tonto allí en medio. Miré a todos lados en busca de personas observando, testigos de mis vastos momentos, pero nadie había y tuve una sensación ambiental de hipocresía.
Reanudé la marcha tan campante en el esplendor del comportamiento natural y forzado, los oídos quemando y el cuello tenso. Antes de llegar al pórtico noté algo rebotar en mi cráneo, algo me cayó en la cabeza. Me habían tirado una colilla encendida, por lo menos eso parecía. Me toqué el pelo con la palma y me acerqué la mano. Olía a cerdo.
-Menudos hijos puta.
Siempre hay alguien observando.
Herido en lo que conocía como orgullo volví al centro de la plaza y me quedé cosa de diez minutos quieto, expectante, sobre todo miraba al lugar desde el que creía habían lanzado la colilla, pero miraba en general a todas partes. No se movió ni una cortina.
-¡En aquella casa vive un cerdo!-grité- ¡un cerdo maricón!- lo solté a la ligera sin dirigirme a ningún sitio concreto y sin señalar, a la comunidad, simple sentencia buscadora de alusión u ofensa.
Lo menos veinte balcones se abrieron entonces dejando ver las cabezas de sus nobles inquilinos. Alguien dijo “¿qué dice?”. Alguna mujer se asomaba a través de algún hueco entre las cortinas. ¿Habría visto alguien mi ridículo derrame?, quién lo duda…

-…lo que quiero decirte con esto- volví en mí y no me di cuenta- lo que quiero decirte es...
-Si no me has dicho nada.
-Jóder, qué dices- le dije a Jóder.
-No has dicho nada- y me soltó la mano.
-Bien, pues ten cuidado Jóder, nunca sabes quién te escruta, no seas tan pervertido o alguien te denunciará por alterar el orden público –me quedé unos segundos asintiendo tal que hace un listillo mientras que él se volvió otra vez hacia el escaparate.
La señora llevaba rato turbada por la presencia exterior. El volvió a meter la mano en el asador, yo ya no sabía en qué pensaría, si en la carne o en aquella misma señora cuarentona.
“Sin remedio” le dije, pero creo que no me escuchó.
Me largué, quería pasarme por la taberna de Josef, gran licor de hierbas. Con un trecho andado me giré y vi a Jóder y al carnicero uno frente al otro y haciendo ambos aspavientos, en fin, seguí caminando. Mientras, pensaba en cuántas señoras, sin trabajo ni aficiones, habría recorriendo sus casas mil veces como hormigas, mirando por las ventanas, buscando algún hecho llamativo que interfiriera la paz de cualquier viandante.
Luego fue cuando noté una aguja de hielo introducirse en mi pie. Unos de los cristales de la copa se había clavado en mi zapato y acababa de atravesar la suela y un tendón. Pensé en Jóder y le maldije.
A mi lado la entrada al garaje de una casa particular, en medio había un gato de pelo negro, giré la cabeza, lo vi, y nada más verlo él giró la suya y empezó a lamerse. Le dije al gato: “no disimules”.
Pensé que el gato podría estar pensando: “estos humanos”… o quizás pensó: “miau”.

viernes, 30 de abril de 2010

aTrOcIdAd Y lAsTiMa

¿Por qué se perdió la pasión?, se había sentido como un duende: mágico y verde. Ahora tiene que vender papelas ácidas a niños de segunda mano porque nadie le contesta. Lo que pasa es que fue torturado, fue un juego en el que desparasitó su conciencia vacía de sentido, de las punzadas que le metió la soledad. Pronto se vio en las vías del tren, preguntándose cuál sería el color que favorecería más a esa pasión y a ese amor en detrimento: el rojo o el negro. Ambos colores le recuerdan a la muerte. De seguro que al atravesar su obscura capa con un florín saldrá una carcajada líquida de color rojo.

Ir por la vía del tren, recorrerla haciendo equilibrios o saltando entre tablas: hacer el gilipollas. Luego llegar al túnel que está negro como el devenir. Decidirse a entrar pero no de cualquier forma. Alentar tu épica poniéndote una venda sobre los ojos: mentirte.

Poco a poco se adentra a la vez que continúa haciendo equilibrios, esta vez no es tan fácil y tantea la vía. Cuando ha llegado a la mitad del túnel y la obscuridad se ha diluido, cuando el túnel le atraviesa desde la frente hasta la nuca, mientras se arranca la lengua y oye gotear a los mendigos tropieza con un tablón y se da una buena hostia en la cabeza. La hostia le devuelve a donde cojones hubiese estado alguna vez y de la irritación del golpe tira la venda a tomar por culo. Ya está bien. La venda cae cerca de una rata o de una jeringa. Dice "por fin", y ahí está el "por fin" del fin por vivir embelesado. El tren lleva pitándole un buen rato, mientras musitaba una canción que no pudo evitar aprender porque alguien le puso un clavo en la espalda con su letra. El tren le arrastra y sin sentir nada dice "al fin". Ya es parte de las rocas, se fundió por el camino. Su cuerpo sólo despide atrocidad y lástima. Es un rompecabezas, las piezas están defectuosas y seguro que no están todas, pero conservan su dibujo: si mirasen en sus ojos verían reflejada la imagen de ella, si le hiciesen una autopsia y le abriesen en canal, dentro de su corazón encontrarían su nombre.

martes, 27 de abril de 2010

qUeReR... cHoRrAdAs

-Te quiero, te quiero tanto. Sabes que ayer me di cuenta lavándote la ropa, tengo una razón de ser y una misión querido, no puedo vivir sin ti -ella estaba bajo el marco de la puerta- sabes que si no quisieras estar conmigo, ahora, ahora mismo me metía la cabeza en el horno.
-A ver cuanto aguantabas.
-Te amo, te amo porque le das todo el sentido a mi vida, le das tanto sentido que...verás, no aguanto ni un segundo el estar separada de ti. Cuando vas a trabajar yo que hago, pues me ahogo, me tiro en el sofá y retuerzo los cojines con todas mis fuerzas pensando en ti. Es una penitencia, cuando no estás me siento tan sola.
-Así que eso fue lo que paso con los cojines...
-Me estoy volviendo majara Mike, ¡Mike! cojones ¡mírame!, por lo que más quieras, ¿es que no puedes comprenderme ni un poco?, inténtalo Mike. Me siento tan vacía cuando tu te marchas a trabajar que...
-Véteme a por el cenicero anda, ¿quieres?.
-Por favor no vayas hoy. Soy una incomprendida.
-Si yo te comprendo -alcanzó el cenicero que ella le pasaba.
-No, no lo haces. Yo te quiero, te quiero tanto, y demasiado -se agarraba al marco mientras le miraba. Lo tocaba como si fuese de terciopelo. Subía y bajaba recorriéndolo con los brazos y flexionando suavemente sus rodillas juntas.
-Deja de hacer el tonto y cierra la puerta, tengo la sensación de que va a entrar alguien y va a verme en pelotas. Por cierto, esta noche llegarán unos amigos de fuera asique prepárame el maletín y mete unas cuantas cervezas, todas las que quepan, el resto ya sabes. Seguramente esté fuera un par de días -expulsó el humo rascándose la nuez, con mucho estilo por lo visto- Mejor prepárame una mochila aparte y métemelas ahí, todas las que quepan, pero no la revientes.
-¿Pero y tu trabajo?.
-Joder, ¿no acabas de decir que no quieres que vaya a trabajar? -su tono aumentó lo menos dos cuartos pero lo decía sólo por irritarla un poco- Pues ya ves.
-Lo que no quiero es que me dejes. Por favor ¿por qué no invitas a tus amigos a casa?, lo pasaremos bien, haré cena, por favor, te quiero tanto...-apoyaba la cara contra el marco y parte de su mirada fija no la veía.
-¿Para qué?¿para que te vean a ti?, seguro que les incomodarías con tanta educación y pulcritud, les provocarías el vómito en los entremeses. Además, es otro trabajo.
-Pero Mike, si yo te quiero, por qué...
-¡Joder!, vete a tomar por culo como sigas diciéndome chorradas. ¡Tu haz lo que te digo y cállate!, no pasa nada.
Ella se echó a llorar sin hacer suido. Le entró el hipo.
El se levantó del wáter y vertió el contenido del cenicero en el agua de su agua, tiró de la cadena y se acercó a ella.
-Yo también te quiero -dijo.
-¿De veras? -se le antojó cuando le miraba que al tirar de la cadena había accionado otra cisterna, no la que provocaba que se esfumase la mierda que salía de su culo, sino la que salía de su boca.
-Prepárame eso.

Pasaron dos días. Ella ya había destrozado los cojines, las almohadas y el juego de mesa de porcelana, aquel que le regalaron por su boda y que tenía una pieza menos porque su marido se la lanzó un día y se rompió.
Pasaron dos días más y se tomó todo el botiquín de encima de la nevera, desde el Amoxiplus de 5 miligramos hasta el Zitromax de 1000. "Qué exageración" habría dicho él.
Tres semanas después despertó en una habitación de hospital. Sola y débil. La boca le sabía a hígado. Tenía un cable transparente incrustado en la nariz y otro clavado en la muñeca. Unas ojeras como cráteres.
-Ah¡, por fin despierta. ¿Cómo se encuentra?.
El médico pasaba a hacer el reconocimiento diario. Para dar parte si se producía algún cambio en sus constantes, nada serio.
Le empezó a hablar de hipertensión, apoplejías, infartos, déficit vitamínico, dietas, nutrición, sístoles y diástoles, batas blancas de la talla media, inyecciones, urinarios, lavados de estómago, coágulos negruzcos, palanganas, enfermeras y fregonas. Su paciente no se enteró de mucho, estaba atontada.
-¿Donde está mi marido? -preguntó con voz ronca. Luego intentó levantar el brazo para tocar al médico. A ver si no iba a ser este un muñeco...
-Su marido...
El médico tardó más de media hora en explicar aquel suceso en el que unos borrachos habían estrellado su avioneta en el mar a pocas millas al oeste de Francia y en el que se habían encontrado unos paquetes de tal y cual.
De la información que le dio el médico, a ella sólo le importó una cosa.
Reclinó la cabeza hacia un lado para que sus cuencas se desbordasen y pensó: "te quiero".
"No me digas chorradas", habría dicho él.

lunes, 26 de abril de 2010

cOnFeReNcIa

"Tengo la sensación de que en estas conferencias siempre dicen lo mismo: significación del espacio, percepción del confort, relación del habitar...esto debe ser filosofía"
-Silencio por favor -la mujer que había delante se giró para avisarle.
"Pero que dice esta, ¿acaso no está de acuerdo?, será pedante".
El hombre estaba totalmente aburrido, pasaba monumentalmente de la conferencia así que sacó el cuaderno y empezó a escribir.
"Seguro que esta gente piensa que estoy tomando nota".
Después de cada punto levantaba la mirada colocando su mano cerrada por debajo de la naríz, mirando a la pantalla, cabeza hacia abajo mas los ojos altos y un poco cerrados, intensificando comprensión. De esta forma daba total impresión de que estaba metido en la charla y que le era de su agrado cuando lo que hacía era pensar lo siguiente que escribiría.
"Ingenuos" y eso mismo, lo escribió.
Llegó el momento en que la conferencia pareció volverse interesante, cierto.
Una chica de la fila de al lado le miró y sonrió y él asintió con la cabeza. Seguía escribiendo mas decaía su entusiasmo porque parecía volverse aquello realmente interesante.
-Aquí coloqué un sofá porque la percepción del espacio lo pedía, esto es, así justificaba una intervención que mejorase el significado de su confort, de esta manera la relación del habitat se hace más propicia -dijo la hablante.
"La van a dar. Ya está con lo mismo. La van a dar. Todos estos señores y señoras tienen el ego en la quinta galaxia".
-Usted -dijo una voz en bajo- ¿quiere cerrar su bocaza? -la voz provenía de la fila izquierda.
"Pero este tio que dice, de que va, es que no puedo pensar lo que quiera o que pasa aqui"
-Cállese de una vez -dijo la señora de delante.
-Oh¡, disculpeme señora -le dijo con tono refinado- pero me va usted a comer algo como no me deje en paz ¿entiende?.
La señora se giró hacia delante. La vista de su espalda, firme y rígida, avergonzada, le daba la apariencia de una efigie petrificada.
"Si uno toca los cojones que se atenga. Si quiere olerle el culo a esa pedante que lo haga, a mi me resbala, pero que no me toque...".
-...configuración aproximada no es arquitectura moderna -seguía la hablante.
El ya tenía página y media llena de palabras. La gente a su alrededor, muchos, ahora sacaban sus cuadernos y también escribían algo, tomaban apuntes. De vez en cuando le miraban. El hacía pausas a mitad de frases, miraba con ojos intensos la pantalla y a la hablante, cruzaba las piernas y las descruzaba.
"Si luego alguien es capáz de hacerme un resumen de lo que aquí se ha dicho le pagaré una cerveza y un "lanche""
Algunos empezaban a irse de la sala: primero uno se levantaba y se iba, entonces otros dos, como si el primero hubiese desbloqueado una salida atascada, parecían comprender la posibilidad de largarse y lo hacían. Luego otro más. Y otros dos. En cinco minutos la sala quedó medio vacía.
El tenía ganas también de irse a mitad de la conferencia.
"Si dijese algo interesante, esto luego no sirve para mucho, realmente una pérdida de tiempo. Bonitas cosas de mierda si -un repentino estornudo le sacudió y provoco una gran llamada de atención. Asintió haciendo ver que nadie había muerto- bonitas, te habrán pagado bien por esa mierda, haha".
-Perdón caballero, por respeto, cállese por favor.
Esto ya fué demasiado y le soliviantó haciéndole levantarse por resorte, miró fijamente al hombre y le señaló con el dedo. Antes de decirle nada ya estaba perplejo.
-Disculpe usted señor, pero deje de llamarme la atención para increparme por pensar cosas, si le molesta se jode y no hay más que hablar, que yo no tengo la culpa -ahora si hablaba en alto y bastante alto, toda la sala observaba, unos con curiosidad y otros ofendidos, la hablante se quedó en una "dimensión arquitectónica de silencio"- estoy hasta los huevos de que me escuchen lo que no digo. ¡Callese usted! -dos veces se lo dijo y apuntándole con el dedo.
-Señor...
-Y por cierto -no había acabado- estas presentaciones son un absurdo coñazo, se lo digo a usted concretamente -señalando a la coordinadora.
Se levantó y se fue de al sala con la sensación de que el día había sido productivo.

sábado, 24 de abril de 2010

rElAtO nOcTuRnO dEl ViEjO qUe LeViTa

Una de la noche, casi dos del nuevo día. Tumbado con el móvil en la panza, las piernas cruzadas y la boca seca, el ordenador abierto, la lluvia con recato pero sin cesar y el aliento agrietando los labios.
Mientras chupa el boli: hay palabras que ya no quieren decir lo que solían, por ejemplo, ahora que soy viejo deambular no es que se antoje al caminante como vagar sin destino ni motivo, y abstraído, ahora que soy viejo deambulo a medio metro del suelo, todos los días sin falta, unos más que otros.

Me muevo sin caminar, desde la perspectiva de un fantasma, sin verme. Camino pero no por caminar, perdón, que no camino, voy volando, más bien levitando, sólo medio metro.
Para aclarar un poco, me dirijo a las afueras pero antes deambulo en perspectiva y observo todos los rincones de las calles: rincón obscuro, rincón sin alicatar, rincón abierto...
Tanto deambulo en mi camino a las afueras que muchas veces me entran ganas de mear y declino mi misión por ese día. Entonces, como con un chasquido de dedos, vuelvo a mi casa y me sonrío y antes de volver al punto exacto donde me encontraba (si es que me apetece), me miro en el espejo con un ojo más abierto que el otro y empujo una ceja hacia arriba y la mandíbula con el labio superior hacia abajo, muestro mis dientes, y de esta forma me disipo y reafirmo mi hombría y mi encanto, que aún conservo, aunque soy viejo, y me doy confianza para salir otra vez, saludando a mi inquilino si está en casa (a veces me acompaña la presencia de un pequeño hombrecito de unos doce años, que recorre los pasillos y las habitaciones de la casa, recordándome cosas, deambulando y comiendo maíz con miel).
A veces, sé que es estúpido, pero creo que ese chiquillo fui yo y me infunde respeto. Me turbo y ¡chas!, aparezco exactamente en la acera del barrio tal mirando una esquina de la que brota un charco, un mini riachuelo diría mejor o un pequeño arroyo, como quiera.
El caso es que al parecer nunca termino de dar vueltas, ora aquí en un parque, en la calle principal o en el garaje de cualquier edificio, ora allá metido en el mar pero sin mojarme, sobre un dique de cubitos de hormigón o frente al niño de mi casa (porque debe ser mía, pues tengo yo la llave, mas no preciso usarla nunca), y aunque sepa que me espera un destino a las afuera, aunque sé que de ahí en adelante todo será nuevo y probablemente mejor, no llego a controlarme (parece ser) del todo, levitando. Si que ocurre que cuando me invade una necesidad humana me transporto al instante a donde quiero pero, claro que bien sabido es que aparezco en sitios que ya he visto y que conozco.

El otro día me colé en el estudio de una señora a la que seguía por la calle, pues llamaba mi atención de forma atractiva y pude verla en su intimidad en el momento en que se cambiaba la ropa por un mono blanco para hacer manualidades artísticas. No soy ningún pervertido sólo buscaba distracción. Sí que es cierto que de vez en cuando me acerco a ver a la señora, o la vigilo a través de su única ventana, en un octavo piso, no me avergüenza pensarlo porque es así, me atrae esa señora sobremanera, pero vayamos al caso, dejemos de lado mis pasiones y mi poca agraciada virtud en utilizar un don para callarlas.

Mi destino está lejos, es probable, seguramente no esté simplemente fuera de esta ciudad y puede suceder que tenga que cruzar otras ciudades antes, pero he de llegar a esas "afueras" porque mi corazón late muy rápido y yo parado me siento temblar incluso, cuando mi destino se me pasa por la cabeza. Dando vueltas mientras tanto, una y otra vez, de nuevo vigilo los pasos cuando esta señora va a por cerillas a la tienda de enfrente (para pensar en otra cosa, nada más), la miro meterse en su portal (creo que ella me mira también), y me apetece quitarme los zapatos, porque a pesar de que no camino, en ese instante en que desaparece de mi vista, empiezan a dolerme los pies. Entonces me reprocho a mí mismo ¿qué estoy haciendo? ¿cuál es mi propósito?. Céntrate viejo
De esta situación que se repite a mi pesar en contadas ocasiones, viene me a suscitarse una necesidad por reflexionar sobre mi objetivo: que he de llegar a las afueras , de eso estoy seguro pero, ahora en mi interior fluye sin control una necesidad de calor humano, concreto, calor femenino que es tan evidente como que se escapa a mi disciplina. Ahora que lo pienso me sorprendo en un cruce entre dos necesidades: una mental que me pide la cordura que voy perdiendo cada día, que me augura el descanso perpetuo y la dedicación por completo a mis intereses celestiales (por llamarlos de alguna manera), y otra, principalmente física e irracional que entrometiéndose en mi quehacer cotidiano sin clara razón de ser me provoca un vacío aquí, aquí mismo, que doblega mi voluntad y me hace sentir un loco, y que por ende me hace dudar de todo lo visto y sentido hasta ahora.

En menudo lío me he metido, pero yo, que soy viejo, ya lo soy si, he tenido oportunidad de comparar resultados entre decisiones de cabeza y de corazón y, sinceramente, creo que la cabeza pesa más que el corazón porque en ella se producen movimientos de gran variedad que provocan sensaciones a partir, muchas veces, de nuevos efectos. El corazón en cambio, se agita embrutecido cuando sufre de un antojo y es difícil pararlo en intenciones. Esta experiencia mía me dice entonces que renueve mi afán por salir de aquí y de encontrarme con mi destino y con lo que no conozco. Por el momento puedo dejar aparte mi altercado vital en el terreno de las relaciones. Pienso que siempre tengo tiempo, corrijo, tendré. Así que sigo deambulando.

Sólo una cosa ha cambiado últimamente: sigo vagando, sí, y sigo también con un rumbo fijo aunque no visible, pero en mi tránsito diario, mientras deambulo, no me fijo tanto como antes, no. Observo todo lo que acontece a medida que paseo, veo el movimiento de las gentes y las oigo hablar, también a los árboles estremecerse y esas cosas. Esto como antes, igual que de costumbre, mas en algunas ocasiones me quedo fruncido observando y escuchando con la mente en blanco, esto hace que mi constante movimiento se detenga y que sienta perturbación dentro mío. Miro en todas direcciones y me pregunto si no estaré de alguna forma, maldito. Detengo un curso que venía a ser la razón de mi existencia durante tanto tiempo: me imagino un campo verde a las afueras (pero antes de seguir me siento), a un lado se alza una montaña, sin árboles, toda verde y con una gran roca blanca que corona su cúspide y de seguro da sombra a algunos bichos. Al otro lado hay un lago que no es un lago, si no que es un río que llega y no avanza más, ha sido desbordado por descontrol y ahora es una gran piscina natural. Alrededor del lago hay arena fina y luego hierba y también se levantan frondosos árboles bien separados entre sí. Todo sería precioso si no fuese porque hay un defecto que lo afea. En medio de ambos paisajes hay una choza de mala muerte hecha con árboles húmedos y chirriantes con una ventana blanca del polvo. A través de ella se ve agitarse una sábana blanca o un vestido gigante porque el cristal está roto. Aunque me siento más inclinado a darme un baño desnudo en el lago o a tumbarme, desnudo, en lo alto de la montaña para contemplar el sol, cierto influjo ineludible y familiar me tienta a acercarme a la choza, siento algún tipo de morbo en aquella caseta que parece a punto de derrumbarse y en lo que pueda esconder. Yo, aunque soy viejo, conservo la curiosidad de antaño y mi madurez me permite presentir peligros y callar temores a la vez sin siquiera parpadear, así que no me preocupo ni me dejo achantar por mi imaginación. Cuando me acerco lentamente a la cabaña un trozo de cristal de la ventana se desprende y se rompe en cachitos, por supuesto que este hecho me altera unos segundos, pero nada más. Alcanzo el pomo de la puerta, no me sorprende que esté abierta porque esta parece una zona muy tranquila, y la abro sin más. Allí está ella, en el umbral, de blanco, apenas nos separan al uno del otro los centímetros del marco de la puerta. Parece como si llevase esperando una eternidad a que yo abriera. Tiene las pupilas grisáceas y el pelo enredado y sucio, fosco, además su piel tiene poco color y sus mejillas brillan azuladas, como si estuviese congelada. Levanto la mano para acariciar su cara y tocarla pero expulsa un agudo y silencioso chillido, se vuelve y corre por el pasillo para encerrarse en una habitación de la casa (el servicio supongo). Empiezo a sentirme mal, cansado, no físicamente, solo que estoy como fuera de lugar, me alejo y camino por el prado como si nada hubiese ocurrido, y siento que comienzo a levitar (si, antes caminaba) pues en mi mente caminaba y ahora no y aunque floto intento moverme más y más rápido empezando a mover las piernas con fuerza, mas sólo pataleo. El desplazamiento es igual de lento. Entonces me doy cuenta de que mi imaginación ha ido demasiado lejos, sin mi permiso.

Creía un asunto zanjado en mi interior y ahora ocurre todo lo contrario, ni yo mismo sé lo que quiero, ni lo que pienso, y eso que hasta hace poco me jactaba de haberme conseguido dominar, de mantener firme mi conciencia. Ingenuo de mí. No es así. Estoy perdido. Me dirijo a casa. Cuando llego el niño está en la cocina comiendo maíz con miel sin plato ni vaso ni nada, cayendo maíz al suelo y sin preocuparse en no pisarlo, tiene manchas de miel en la camiseta y parece que tampoco le importa, y no me extraña en absoluto. Le acaricio el pelo y, sinceramente, haciéndome mostrar mi pesadumbre ante él mediante todo lujo de suspiros y mechachis, le cuento la historia, “la visión”. El chico me mira con sus ojos de niño y en ellos refleja la imagen de un viejo hombre, encorvado y macilento. Me mira con cierta lástima y de vez en cuando se ríe dulcemente, me ha dicho que: <<“todo cambia”, que si hoy rezas por el día, mañana lo harás por la noche y que más me vale no desear nada en este mundo pues, sí, existen sensaciones ilusorias acerca de destinos y deseos, que nos hacen presentirlos cerca (cuando no es así), pero en lo que te diriges a ellos se vuelven borrosos, se difuminan como una línea de tiza cuando pasas un dedo y te pierdes por mil caminos antes de alcanzarlos. Cuando te das cuenta te encuentras persiguiendo sombras mientras levitas deambulando a ninguna parte y todas las creencias que fuiste adquiriendo o los conocimientos que aprendiste se vuelven erróneos. Así, cuando creías que esta palabra significaba bien, lo cierto es que quería decir mal>>. El chico se marcha y se encierra en su habitación. Creo que dice la verdad el chico, mi compañero en la casa, dice la verdad, y con qué razón, pues aunque soy viejo, sé reconocer las cosas bien dichas, y me sorprende proviniendo de una cabeza tan joven, mas lo admito.

Ahora salgo de casa y bajo uno a uno los escalones que me conducen hasta la calle. Mi objetivo es irme a las afueras, o quizás casarme con aquella señora, no lo sé. Seguramente una u otra tengan tanto de correcta elección como de precipitada. La cuestión es que he pasado mucho rato en la convicción de que seguía una dirección correcta, y lo que más he hecho ha sido dudar. Me parece cómico y triste. Por el momento hoy ya no quiero deambular, me quedaré quieto. Creo que me voy a desplomar, no sé por qué, aquí mismo, en la acera junto al asfalto, no sé por qué, pero ya soy muy muy viejo.