The last day i come bring myself a depress
cause she took at my soul with her hands of excess
and i fall...and i die
and i fall so depresly that i can't wake up
They all can go off to take care for a walk
while the girl waits for gone after stands in the dust
say so long... and i die
she said bye turns back and i saw all my life breaks up
and i think all the computations shouldn't be right
oh the lords spite when i wait in vane from black
Her dark pretty eyes pulling down with my proud
and it's getting so hard to forget that old times
we spent...before dying
all the time we spent now seems there is a fail
I never grown up to understand any love
and we shared a few tears and we felt the same blush
broke my fate...and i die
broke my fate now i lose and the wheel is again on the run
and i fall so depresly that i can't wake up
now i lose yes i lose and the wheel is again on the run
sábado, 16 de noviembre de 2013
martes, 12 de noviembre de 2013
dEsCaNsA eN pAz
Caminé sin rumbo. Otra vez, evitando esquinas y curvas. Cogí la primera recta y la destrocé.
Ralentizado por una carga invisible, pero percibible por un animal irracional. Un paso cada 2
segundos, cada 3 segundos...parece que retrocedo. No me paro. Lo que intento es alargar el
momento. El problema está en llegar al final o, sin alcanzarlo, llegar bastante lejos. El
problema es que al llegar a ese punto, ya lo has olvidado todo. Las heridas empiezan a supurar
y a cerrarse. Sólo queda la vuelta a casa, o a donde sea. Un regreso que no tiene sentido.
Fuiste tan lejos simplemente para olvidar un pensamiento. Cuando lo olvidas no sabes qué hacer
ahí. Por eso no tiene sentido. Por eso procuro ir cada vez más lento, para retrasar el momento
en que me olvidaré de algo, probablemente muy importante. Lo que me obligó a caminar errante,
con el pecho vacío. Con al cabeza goteando rencor y miedo. No pude levantar la cabeza. Soy
como un fósil. Por la mañana, mientras cagaba, me di cuenta de lo difícil que era levantar la
cabeza, tenía la pared a menos de dos palmos de la cara. Miro al suelo. Me parece ver el
cielo, abierto, templado, infinito y pacífico, tanto que me quedaba para no regresar nunca. Al
levantar la cabeza sentí claustrofobia. La bajé. Era difícil levantar la cabeza porque estaba
vacía. No había impulsos ni conexiones, por eso, era un muñeco de trapo. La cabeza pesa más
vacía que llena. Caminé con la cabeza gacha para destrozar una recta y olvidarme. El sol era
agradable y no estaba cansado aún. El calor...la tranquilidad...la paz inmarcesible del
paisaje estático. Los rayos pasando a través de los árboles y chocando en mí. Empiezo a sentir
ternura, bondad. Siento cierta armonía. Una paz...La paz del que siente que por fin se acabó.
La carga invisible desaparece. Como el condenado a muerte que, horas antes, se sincera
consigo mismo, que se confiesa ante su propia alma, su verdadero juez y verdugo, y ya no teme
nada. Sentí al bondad de los rayos de sol y las caricias del aire sobre la piel. No hice
esfuerzos por levantar la cabeza. Todo a mi alrededor desaparecía a cada paso. Sentí la
tranquilidad y la seguridad de estar dormido, arropado por mi madre. Esa sensación, mientras
me alejo, cuando intento huir de mí mismo...Por fin, todo acabó. Descansa en paz.
Ralentizado por una carga invisible, pero percibible por un animal irracional. Un paso cada 2
segundos, cada 3 segundos...parece que retrocedo. No me paro. Lo que intento es alargar el
momento. El problema está en llegar al final o, sin alcanzarlo, llegar bastante lejos. El
problema es que al llegar a ese punto, ya lo has olvidado todo. Las heridas empiezan a supurar
y a cerrarse. Sólo queda la vuelta a casa, o a donde sea. Un regreso que no tiene sentido.
Fuiste tan lejos simplemente para olvidar un pensamiento. Cuando lo olvidas no sabes qué hacer
ahí. Por eso no tiene sentido. Por eso procuro ir cada vez más lento, para retrasar el momento
en que me olvidaré de algo, probablemente muy importante. Lo que me obligó a caminar errante,
con el pecho vacío. Con al cabeza goteando rencor y miedo. No pude levantar la cabeza. Soy
como un fósil. Por la mañana, mientras cagaba, me di cuenta de lo difícil que era levantar la
cabeza, tenía la pared a menos de dos palmos de la cara. Miro al suelo. Me parece ver el
cielo, abierto, templado, infinito y pacífico, tanto que me quedaba para no regresar nunca. Al
levantar la cabeza sentí claustrofobia. La bajé. Era difícil levantar la cabeza porque estaba
vacía. No había impulsos ni conexiones, por eso, era un muñeco de trapo. La cabeza pesa más
vacía que llena. Caminé con la cabeza gacha para destrozar una recta y olvidarme. El sol era
agradable y no estaba cansado aún. El calor...la tranquilidad...la paz inmarcesible del
paisaje estático. Los rayos pasando a través de los árboles y chocando en mí. Empiezo a sentir
ternura, bondad. Siento cierta armonía. Una paz...La paz del que siente que por fin se acabó.
La carga invisible desaparece. Como el condenado a muerte que, horas antes, se sincera
consigo mismo, que se confiesa ante su propia alma, su verdadero juez y verdugo, y ya no teme
nada. Sentí al bondad de los rayos de sol y las caricias del aire sobre la piel. No hice
esfuerzos por levantar la cabeza. Todo a mi alrededor desaparecía a cada paso. Sentí la
tranquilidad y la seguridad de estar dormido, arropado por mi madre. Esa sensación, mientras
me alejo, cuando intento huir de mí mismo...Por fin, todo acabó. Descansa en paz.
jueves, 17 de octubre de 2013
sExUs
""Escribir (medité) debe ser un acto desprovisto de voluntad. La palabra, como la corriente profunda del océano, debe emerger por su propio impulso. Un niño no necesita escribir, es inocente. Un hombre escribe para expulsar todo el veneno que ha acumulado a causa de su forma de vida falsa. Trata de recuperar su inocencia, y, sin embargo, lo único que consigue (escribiendo) es inocular el mundo con el virus de su desilusión. Ningún hombre pondría palabra alguna por escrito, si tuviera el valor de vivir lo que cree.""
sábado, 13 de julio de 2013
ViViR eN uToPíA
Acababa de terminar la jornada y salí de la tienda, como el resto de las noches, asqueado, cabreado y también cansado. Caminaba por la calle, asqueado y cabreado sobre todo, cuando vi a lo lejos a un par de chavales jóvenes, 15 o 16 no más. Estarán jugando a peleas o yo que sé, o qué cojones... Al acercarme confirmé que se estaban dando, pero de la forma que se han dado siempre los jóvenes, con miedo, chulería y reiteración. Como llevaba 8 horas hablando con la gente obligado y siendo amable a la fuerza, aguantando mierda y mierda incluso un montón de sirope en el pelo, pensé en decirles algo, quizás intentarían chulearme pero daba lo mismo porque estaba asqueado y cabreado, pero también me sentía, no sé, bien...
-¿Por qué os dais chavales?- dije.
-A ti que coño te importa- dijo el que parecía ser más grande. LLevaba un cigarro de liar en la mano o algo así.
-Ah- qué razón tenía el chico.
Hubo un silencio.
-Dame un tiro de eso- dije.
-No.
-Dame.
El chico alargó la mano y le dí un tiro, era yerba. Bastante mala.
-¿No sabéis que fumar esto y pelearse es una contradicción- no dijeron nada- sólo se me ocurre deciros que sois un par de idiotas- joder que malo, tosí un poco -por cierto esto es mierda chico, toma, llámame.
Le dí una de mis tarjetas de sello púrpura estampado sobre cartón de caja de embalar. Ponía solamente mi nombre y teléfono móvil.
-Ahora sí, podéis seguir peleándoos, por mi como si os matáis.
Adiós, así es como se hacen las cosas, menuda cara, me pregunto si sería capaz de eso con gente de mayores edades.
Seguí mi camino, observando, clavando mi mirada en las personas, mirada asqueada y ya no tan cabreada como cansada. Miraba a las tías como si estuvieran por debajo. Las estaba mirando tan fija y directamente, sus piernas como su cara, que me estaba dando asco a mi mismo. Pero era por el cansancio.
Por el camino miraría como a 130 tías de varias edades, y las que me devolvieron la mirada podría contarlas con una mano y media. Estando a medio tramo mi cabreo volvía en sí. Me preguntaba si tendría cerveza en casa, no estaba nada seguro. Pasé al lado de un indio que utilizaba una caja de fruta como expositor, aunque no exponía nada.
-¿Tienes cerveza?
-Claro.
Le dí un pavo y me senté en el siguiente banco que vi. Le di dos tragos que la dejé a menos de un tercio. No estaba nada atento, estaba asqueado y bastante cabreado, y un poco cansado, así que no pude ver a los dos agentes que se acercaban. Uno mascando chicle con la boca abierta y mirando de un lado a otro, el otro me mirándome a mí. Con las manos se sujetaba el cinturón.
Después de pedirme la identificación me dijo:
-¿No sabes que está prohibido consumir alcohol en la calle?.
-Desde cuando- creí haberme pasado tres pueblos sólo con eso.
-Desde siempre.
-¿Quién lo dice?
-Yo lo digo ¿no es suficiente?
No contesté.
-A mi nadie me ha avisado nada.
-¿A no?- dijo el tipo del chicle -¿no te han avisado? qué pena.
-Cállate Ramírez. Te vamos a multar, no nos queda otra.
Joder.
-Oye, que pasa, ¿por qué no puedo beber una cerveza tranquilamente aquí, por qué cojones no te puedo multar yo por no beber?- en realidad sonaba tan estúpido como era- no sé por qué tenéis que tener el control.
-El Gobierno nos lo da, es la ley.
-Yo no hice esa ley- dije.
-Las hacen los jueces, los políticos y las grandes personas.
-Grandes personas ¿ah si?, pues yo no las conozco.
-Pues es así.
-Se creen que tienen todo el poder, que pueden hacer lo que les venga en gana, sólo hacen que tocarnos los cojones a nosotros, AL PUEBLO.
-El pueblo es el que les da el poder chico- dijo y según lo decía miró a su compañero sonriendo.
-Pues yo no les he dado nada, así que no lo entiendo.
-Entiende esto, te vamos a multar, ya te llegará no te preocupes, tardará un poco, pero no te impacientes por que la tendrás esperando en tu buzón justo en el momento en que te preguntes si esto ha sido cierto o no.
Hubo una pausa y como nadie decía nada...
-¿Te ha quedado bien clarito chico?
Clarísimo. Al final son ellos los triunfadores, y no lo digo por su asqueroso empleo de mierda. Ellos son los que han conseguido crear una Utopía, un mundo ideal. Viven felices y seguros, protegidos por cientos de soldados, cientos por cabeza, con dinero para hacer de todo. Comprar coches, casas, comprar cabras y escopetas, matar las cabras y quemar las escopetas. Pasta para lo que sea, para lo que desées. Ahí está su Utopía, es esta, esta misma vida, es su Utopía. ¿Cómo coño se puede instalar una utopía encima de otra? es una locura. Esta es tu vida, esta es su Utopía, esta es su sociedad,tu realidad, si, es la vida, la mía y la suya también, vivimos en una sociedad utópica perfecta que no es la nuestra.
jueves, 28 de marzo de 2013
cUaNdO nAdIe eScUcHa
"Está claro que todas las personas comparten la misma faceta de farsantes, mentirosos y fuleros, porque ¿acaso no todo el mundo es interesado y vela por su bien cuando está a solas consigo mismo?.
Tu dí lo que quieras, pero yo sé que uno sólo puede ser verdaderamente sincero cuando la certeza apunta a que nadie está escuchando".
miércoles, 9 de enero de 2013
dIA cUaLqUiErA
Hoy podría ser un día cualquiera,
yo esperando a tener tiempo,
el tiempo esperando a ser gastado.
Hoy puede ser un gran día,
pero no para las truchas
que flotan en el estanque,
no sabría como hacerlo;
tan confuso en la relatividad
y tan cansado en la nostalgia
que parezco acojonado...
demasiado relativo para dar un giro
absoluto,
demasiado acojonado y con el culo plano
en el granito...
para lo que vale un día entre recuerdos
en la noche,
no creo que obtenga fuerzas para cambiar
las cosas,
la rutina paroxista
entre risas ajenas,
gritos y alaridos,
alarmas incesantes,
posibles fallecidos,
yo entre ellos,
para lo que vale un día entre recuerdos
en la noche,
es posible que no merezca esfuerzo
el levantarse siquiera para mear,
mejor hacerlo en una bolsa
al lado de la cama,
seguir soñando con tías
en prendas holgadas,
mejor encender otro pitillo
y esparcir la ceniza entre las sábanas,
y volver a dormir,
con suerte en dos trayectos...
Lo que vale un día entre sabanas y ceniza...
apostaría el corazón a que no mucho.
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