sábado, 13 de julio de 2013

ViViR eN uToPíA

Acababa de terminar la jornada y salí de la tienda, como el resto de las noches, asqueado, cabreado y también cansado. Caminaba por la calle, asqueado y cabreado sobre todo, cuando vi a lo lejos a un par de chavales jóvenes, 15 o 16 no más. Estarán jugando a peleas o yo que sé, o qué cojones... Al acercarme confirmé que se estaban dando, pero de la forma que se han dado siempre los jóvenes, con miedo, chulería y reiteración. Como llevaba 8 horas hablando con la gente obligado y siendo amable a la fuerza, aguantando mierda y mierda incluso un montón de sirope en el pelo, pensé en decirles algo, quizás intentarían chulearme pero daba lo mismo porque estaba asqueado y cabreado, pero también me sentía, no sé, bien... -¿Por qué os dais chavales?- dije. -A ti que coño te importa- dijo el que parecía ser más grande. LLevaba un cigarro de liar en la mano o algo así. -Ah- qué razón tenía el chico. Hubo un silencio. -Dame un tiro de eso- dije. -No. -Dame. El chico alargó la mano y le dí un tiro, era yerba. Bastante mala. -¿No sabéis que fumar esto y pelearse es una contradicción- no dijeron nada- sólo se me ocurre deciros que sois un par de idiotas- joder que malo, tosí un poco -por cierto esto es mierda chico, toma, llámame. Le dí una de mis tarjetas de sello púrpura estampado sobre cartón de caja de embalar. Ponía solamente mi nombre y teléfono móvil. -Ahora sí, podéis seguir peleándoos, por mi como si os matáis. Adiós, así es como se hacen las cosas, menuda cara, me pregunto si sería capaz de eso con gente de mayores edades. Seguí mi camino, observando, clavando mi mirada en las personas, mirada asqueada y ya no tan cabreada como cansada. Miraba a las tías como si estuvieran por debajo. Las estaba mirando tan fija y directamente, sus piernas como su cara, que me estaba dando asco a mi mismo. Pero era por el cansancio. Por el camino miraría como a 130 tías de varias edades, y las que me devolvieron la mirada podría contarlas con una mano y media. Estando a medio tramo mi cabreo volvía en sí. Me preguntaba si tendría cerveza en casa, no estaba nada seguro. Pasé al lado de un indio que utilizaba una caja de fruta como expositor, aunque no exponía nada. -¿Tienes cerveza? -Claro. Le dí un pavo y me senté en el siguiente banco que vi. Le di dos tragos que la dejé a menos de un tercio. No estaba nada atento, estaba asqueado y bastante cabreado, y un poco cansado, así que no pude ver a los dos agentes que se acercaban. Uno mascando chicle con la boca abierta y mirando de un lado a otro, el otro me mirándome a mí. Con las manos se sujetaba el cinturón. Después de pedirme la identificación me dijo: -¿No sabes que está prohibido consumir alcohol en la calle?. -Desde cuando- creí haberme pasado tres pueblos sólo con eso. -Desde siempre. -¿Quién lo dice? -Yo lo digo ¿no es suficiente? No contesté. -A mi nadie me ha avisado nada. -¿A no?- dijo el tipo del chicle -¿no te han avisado? qué pena. -Cállate Ramírez. Te vamos a multar, no nos queda otra. Joder. -Oye, que pasa, ¿por qué no puedo beber una cerveza tranquilamente aquí, por qué cojones no te puedo multar yo por no beber?- en realidad sonaba tan estúpido como era- no sé por qué tenéis que tener el control. -El Gobierno nos lo da, es la ley. -Yo no hice esa ley- dije. -Las hacen los jueces, los políticos y las grandes personas. -Grandes personas ¿ah si?, pues yo no las conozco. -Pues es así. -Se creen que tienen todo el poder, que pueden hacer lo que les venga en gana, sólo hacen que tocarnos los cojones a nosotros, AL PUEBLO. -El pueblo es el que les da el poder chico- dijo y según lo decía miró a su compañero sonriendo. -Pues yo no les he dado nada, así que no lo entiendo. -Entiende esto, te vamos a multar, ya te llegará no te preocupes, tardará un poco, pero no te impacientes por que la tendrás esperando en tu buzón justo en el momento en que te preguntes si esto ha sido cierto o no. Hubo una pausa y como nadie decía nada... -¿Te ha quedado bien clarito chico? Clarísimo. Al final son ellos los triunfadores, y no lo digo por su asqueroso empleo de mierda. Ellos son los que han conseguido crear una Utopía, un mundo ideal. Viven felices y seguros, protegidos por cientos de soldados, cientos por cabeza, con dinero para hacer de todo. Comprar coches, casas, comprar cabras y escopetas, matar las cabras y quemar las escopetas. Pasta para lo que sea, para lo que desées. Ahí está su Utopía, es esta, esta misma vida, es su Utopía. ¿Cómo coño se puede instalar una utopía encima de otra? es una locura. Esta es tu vida, esta es su Utopía, esta es su sociedad,tu realidad, si, es la vida, la mía y la suya también, vivimos en una sociedad utópica perfecta que no es la nuestra.

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