sábado, 14 de abril de 2012

lA mIsMa mIeRdA dE sIeMpRe

-Bueno –se dijo- creo que ha llegado el momento…de ser un hombre -¿y qué ocurría? no estaba más que sentado en frente de su máquina de escribir- hay que hacerlo, digo yo.
Vamos tío, qué coño te pasa, déjate de clichés no puedes tener un bloqueo porque no sabes de otra cosa que de bloqueos, para ti no es más que otra cucharada diaria de ese puré amarillento que fabricas a base de apatía y autoflagelación, para ti solo es un poco más del aire contaminado que se respira en cualquier parte de la ciudad.
Tenía bastante calor pero mantenía la ventana cerrada, así conseguía evitar la acumulación de insectos en las lámparas. Evitar que se metan un chute de luz que te cagas y se queden tiesas como pizcas de pimienta en una tulipa de vidrio.
-Ya has descansado bastante perro –parecía estar nervioso, se pasaba la mano de izquierda a derecha por entre el pelo y se roía las uñas de la otra mano sólo para modificar un poco su forma. Nada más lejos de la realidad, muchas veces le soltaban que no se pusiera nervioso aunque no lo estará:
-No te pongas nervioso Jim –y le sonreía con una cariñosa cara de cabrona.
-No estoy nervioso.
Y era cierto, si un hombre entrara en la tienda blandiendo la cabeza de algún casual chorreando sangre de la hostia y gritando como un decrépito él seguiría fregando los platos.
-¿Por qué te pones nervioso cuando me acerco? –decía ella.
-Te digo que no estoy nervioso –y aunque su imagen realmente aparentaba normalidad por dentro ya empezaba a notar que algo le jodía- no continúes con ese tipo de comentarios que te conozco, al final me veré obligado a decirte que no tienes ni puta idea de mí.
-Menudo tío borde y nervioso estás hecho.
“Será cabrona” pensaba entonces Jim en sus adentros.
La idea era simple: escribir cualquier cosa, nada bueno, pero por lo menos nada tan malo como para aburrirse y dejar de trabajar.
- El trabajo es lo primero y aunque sea una asquerosa verdad, no deja de ser una asquerosa mentira, pero algo hay que hacer, por eso hay que trabajar, porque hay que hacer algo, pero si ese trabajo encima no te da de comer y supones que nunca lo hará, cosa que no deseas, mucho mejor aún porque tendrás un puto hobbie.
Se recostó sobre la silla y se quedó mirando fijamente el espejo. A sí mismo en el espejo. El espejo estaba delante de él. A cuatro palmos. Estaba tan cerca que podía mantener una conversación de tú a tú con ese tío.
-Eh tu –dijo Jim- qué haces.
El reflejo cogió algo del cenicero, se lo metió en la boca y luego lo sostuvo con los labios.
A continuación alargó el brazo y empujó las gafas hasta el otro extremo de la mesa, cogió un mechero, le sacó la piedra, giró un poco el muelle en descendente, finalmente hizo rodar la rueda en dirección opuesta y sonó como grabar un nombre en la piedra a base de navaja.
El reflejo inclinó un poco la cabeza para ver mejor a Jim y entonces lentamente sacó el fuego que encendió su pitillo nocturno. Exhaló el humo y bebió un trago de cerveza.
-¿No quieres responder?
El reflejo le miraba fijamente y no hacía más.
-Pareces un gilipollas –tenía los ojos bastante rojos por el desorden onírico que sufría de noche.
Jim se levantó para mear y al hacerlo lo hizo de tal forma que aunque nada anormal parecía haber sucedido tuvo la sensación algo así como de un testículo que se tuerce, como que se desencaja un poco y algo que se queda tenso.
-Oh dios, un desconcertante momento de dolor espontaneo –un amago de lesión inconclusa por gracia del universo y sin explicación alguna, como un tirón de la pierna desde el fondo de la piscina.
Nada había pasado, en lo que se sopla un suspiro se dirigió al baño y echó una caña. Volvió a sentarse frente a la máquina de escribir.
-Entre tú y yo, machote, he de decir que esa no es la actitud, ¡no es la jodida actitud tío!, así no vas a llegar muy lejos, créeme –unas leves carcajadas interpretadas por la arrogancia de Jim- eres un jodido fanfarrón acabado y sin querer empezar , estarás condenado a esta mierda toda tu puta vida, a ese puré de desazón o como lo llames. Chico…nt, nt, nt…
Y ¿por qué? –por un instante le pareció que el reflejo hacía una mueca de cansancio como si se preparase para aguantar otra retorcida charla sobre él.
El reflejo escuchaba a Jim como el que no tiene otra cosa que hacer más que tumbarse y mirar a los pájaros, como algo normal y pasajero, ligero y sin demasiada importancia.
-No haces ni puto caso ¿eh? Todo esto te la suda, no hace falta que lo admitas, cada día que te veo no has cambiado nada, o por lo menos nada a mejor. Te quedas ahí dentro mientras el tiempo te erosiona lentamente, tu mente y también tu cuerpo…los vas perdiendo, pero muy muy lentamente.
El reflejo apoyaba la barbilla sobre su muñeca y enseñaba los dientes como representando el papel de un delincuente que conoce perfectamente los detalles de los delitos expuestos por el juez y acepta cargarse encima sus consecuencias con absoluta impasibilidad. Al fin y al cabo qué coño importaba nada, era siempre lo mismo, la misma mierda de siempre.